El Gran Atraco contra México


Apoderarse de todas las fases (estratégicas) del proceso de trabajo energético es el objetivo de la banca extranjera en México. A cambio de 0.5% de incremento en el PIB proponen la desnacionalización total de Pemex y de la CFE. 

Análisis en el  2013, la situación sobre el sector energético sigue bajo control del Estado. 

Voracidad total y desmedida
Los banqueros que usufructúan la banca y las finanzas en México son los cabilderos más activos de Peña Nieto y, por supuesto, justifican sus planes privatizadores de Pemex y CFE.
Una reforma del sector energético, actualmente bajo control del Estado en sus áreas estratégicas, “necesariamente” debe incluir la apertura al capital privado de las labores de exploración y refinación de petróleo, acabar con la “definición jurídica de petroquímicos básicos” –que sólo puede producir Petróleos Mexicanos (Pemex)– y permitir la venta entre particulares de electricidad, una práctica prohibida ahora por la ley, propuso ayer el principal grupo financiero en México (González R., en La Jornada, p.26, 6 junio 2013).

“Para una reforma energética efectiva, la propuesta tendrá necesariamente que permitir espacios para la participación de la iniciativa privada en la exploración y producción de petróleo”, planteó Carlos Serrano, economista en jefe para México del área de análisis del BBVA, controlador de BBVA Bancomer.

Privatización total y absoluta

Para los banqueros hay que eliminar por completo a Pemex y a la CFE. La participación privada que proponen haría innecesarias a esas entidades. Esa privatización, en las áreas estratégicas a cargo exclusivo del Estado, son nada menos que TODAS las fases del proceso de trabajo petrolero y del eléctrico, al incluir la distribución y comercialización.
Como tales actividades están prohibidas constitucionalmente al sector privado, la “apertura de espacios” implica, necesariamente, reformar regresivamente a la Constitución. ¿Cómo? Con una nueva redacción de los párrafos 4o y 6o del artículo 27 constitucional, y del párrafo 4o del artículo 28.
De esa manera se habría dado fin a la Constitución de 1917, ahora la propiedad privada impondría las modalidades a la nación, siendo a la inversa. Con ello, México pasaría a ser una colonia de las transnacionales, es decir de los capitales industrial y financiero fusionados.
Desnacionalización MUY barata
De acuerdo a la nota de González, involucrar el capital privado en áreas del sector energético que hoy están reservadas al Estado aumentaría el potencial de crecimiento de la economía mexicana en medio punto porcentual, mencionó en una conferencia de prensa, en la que fue presentado el informe Situación regional sectorial, elaborado por BBVA Research. A valor actual, el incremento del producto interno bruto generado por la apertura de Pemex al capital privado equivale a 75 mil millones de pesos, según datos oficiales.
“Lo que ocurriría con una mayor inversión privada en Petróleos Mexicanos es que esa empresa sería más eficiente. Hoy es ineficiente en algunas áreas, en las que pierde dinero. De cualquier forma no es grave que pierda participación (por una eventual entrada de capital privado) en actividades donde pierde dinero”, sostuvo Carlos Serrano.
Una reforma que permitiera a particulares invertir en la exploración en busca de petróleo en aguas profundas del golfo de México o en la extracción de gas lutita o shale gas, actividades en las que, dijo, ahora Pemex no participa por falta de capital “haría que la paraestatal fuera más eficiente y por lo tanto más rentable”, dijo. “Con mayor inversión privada, Pemex tendría un menor porcentaje del mercado, pero algo más rentable”, afirmó.

“El tema de refinación es clave. Se debe meditar con cuidado. Hoy México es muy ineficiente en refinación. No se producen gasolinas con la calidad que se requiere. Habrá que evaluar si con una reforma que permita participación privada se logra una refinación de más alta calidad. Hoy es más ineficiente hacerlo aquí que importar gasolinas y eso debe revisarse”, señaló Serrano
¡Pobre México! ¡Viva México!
Mientras abajo no podemos construir nada ni estructurar una respuesta mínimamente coherente, arriba los banqueros, transnacionales y sus gobiernos afinan, literalmente, los machetes. Metafóricamente, proponen degollar a la nación. Ese horror pronto sería real si el pueblo de México acepta la privatización energética en silencio.

Peña Nieto y su gobierno son unos políticos cínicos traidores a la nación. Lo pertinente es bajarlos, pero no para que sean sustituidos por otros iguales o peores. Además, estamos contra el tiempo, no hemos hecho lo que debíamos. 


Nos sigue haciendo falta la organización estructurada a nivel nacional y la dirección política consecuente e independiente que nos permita rescatar a México de las garras del imperialismo.
En tales condiciones es que el avasallamiento del capital es inaudito y pareciera absoluto. Sin la industria energética nacionalizada México será un país de esclavos en breve plazo. Pero Pemex y la CFE no son de Peña, ni siquiera del Estado, son de la nación y tenemos el deber de defender al patrimonio energético colectivo.

Lamentablemente, los trabajadores están al margen e, incluso, en contra de la industria energética nacionalizada. Pero Pemex y CFE tampoco son de los trabajadores. Si se niegan a luchar, debemos hacerlo los demás, los mexicanos más consientes. 

Hoy, literalmente, la nación está en peligro. ¿Qué queda de la dignidad? ¿Será necesario que también sea modificado al Himno Nacional Mexicano?

Fuente: Frente de Trabajadores de la Energía de México