EL NUEVO PRESIDENTE DE LOS E.U. DEBERÍA VOLVER AL FUTURO.
Por: Dr. Jorge López Arévalo.*
El mundo no es lo que era en la década de los setenta del siglo XX, para bien y para mal. El discurso de Donald Trump está anclado en esa época. Habla de gravar las exportaciones mexicanas con el 20 % de arancel dice unos días y otros 35 %.
El patrón del comercio internacional ha cambiado notablemente durante los últimos 35 años y en forma más acelerada en el siglo XXI. Actualmente, las empresas globales fragmentan su producción en todo el mundo, desde el diseño del producto hasta la fabricación de las piezas, componentes, su ensamblaje y comercialización.
Esto ha dado lugar a cadenas globales de valor que han alterado el funcionamiento de la producción y los modelos comerciales a nivel mundial.
La globalización, las TIC’s y la Inversión Extranjera Directa han dado como resultado que el grueso del comercio del mundo se realice a través de estos canales. Es decir, se ha sufrido un proceso de reconfiguración de la economía mundial y se ha modificado la lógica sobre la que operan los intercambios comerciales entre países. México es un eslabón importante dentro del proceso de desconcentración productiva de las empresas multinacionales, principalmente las de Estados Unidos.
Me resulta una tontería decir que se consuman productos mexicanos, ya que ningún sector manufacturero ni ningún país está al margen de este proceso. Se puede en el sector agropecuario y no en todo, ya que muchos de estos productos también participan de las cadenas globales de valor.
Trump quiere cortar ese proceso pero los principales perjudicados serían ellos, ya que los Estados Unidos comandan las cadenas globales de valor en el mundo.
Van dos ejemplo de que el Made in China, Made in USA, etcétera, nos dicen poco y que muchos productos son más bien Made in World. Fijar aranceles es un harakiri para las empresas de Estados Unidos:
Veamos hacia el sur, dicen colegas, eso está bien, pero hay que dimensionar bien las cosas. México por el TLCAN quedó anclado a las cadenas de valor de las empresas norteamericanas fundamentalmente.
No es fácil reorientar, sobre todo que las cadenas internas de producción se rompieron y prácticamente no existen. Ningún mercado sustituiría al de Estados Unidos en el corto plazo. Además, Estados Unidos es el principal destino de los migrantes mexicanos y no hay otro país a dónde emigren los mexicanos que están en Estados Unidos.
Por eso sostengo que la principal oposición vendrá de las grandes empresas de los Estados Unidos, pues el servilismo y la falta de alturas de miras con que se ve actuar a los representantes de México en la “negociación” es de tal manera que más parecen representar los intereses de Trump que los de México.
*Doctor en Economía Aplicada, por la Universidad de San Jacques de Compostelle, España. Se ha dedicado a la investigación en temas vinculados a la globalización neoliberal y sus efectos sobre Chiapas, así como el estudio de la crisis económica, los desastres naturales y las migraciones.