Los estudiantes del #YoSoy132 y algunos de sus aliados realizaron una marcha en rechazo a la reforma energética privatizadora que propone Peña Nieto y en defensa de Pemex, la CFE y los recursos naturales. El gobierno realizó un amplio despliegue policíaco. La policía y grupos “anarquistas” desviaron los objetivos de la marcha. Más tarde, los maestros de la CNTE también marcharon.
Objetivo: rechazo a reformas privatizadoras
Durante varias semanas, integrantes de la Mesa de Soberanía Energética del movimiento estudiantil #YoSoy132 realizaron preparativos. Un día antes, volvieron a llamar a la marcha del 1o de diciembre.
Miembros de la mesa se soberanía energética del movimiento #YoSoy132 reiteraron su convocatoria a marchar este 1o de septiembre, del Monumento a la Revolución a San Lázaro, a partir de las 9 de la mañana, en el contexto del primer Informe del presidente Enrique Peña Nieto. La marcha tomará Reforma hasta la avenida Juárez, seguirá por el Eje Central hasta Fray Servando Teresa de Mier y luego Congreso de la Unión. Tiene como objetivo expresar su rechazo a la privatización del sector energético, y también pronunciarse contra la reforma educativa. Walter Ángel informó que habrá más movilizaciones, tanto nacionales como internacionales. Por ejemplo, en Querétaro, Zacatecas, Chiapas, Monterrey, Nuevo León, México, pero también en Nueva York y Los Ángeles, Estados Unidos, además de Nueva Zelanda y España, a partir de las “células
132, que replicarán estas actividades” (Muñoz A.E., en La Jornada, p.12, 31 agosto 2013).
Hostigamiento y provocación
Desde muy temprano empezaron a llegar los contingentes al Monumento a la Revolución. Los primeros fueron los granaderos apostados en las inmediaciones. De hecho, el centro de la ciudad estaba invadido por la fuerza pública desde la media noche. La Cámara de diputados custodiada por el estado mayor presidencial, policía federal, policía del Estado de México y policía del GDF fue convertida en un bunker. En las calles aledañas a la Cámara la situación era de “estado de sitio”. Por las calles transitaban camionetas del Ejército con la sirena abierta. Por todas partes, se observaban policías.
Todavía no empezaba la marcha convocada por los estudiantes del #132 y ya la policía los estaba hostigando. Cuando llegaron los grupos no identificados autollamados “anarquistas” la situación se puso peor. El plan policíaco era impedir la “libre manifestación”. Se iniciaron los jaloneos.
Adelante, a los lados y atrás iban los policías impidiendo constantemente el avance de la marcha. Eso fue calentando los ánimos. Ya se está haciendo costumbre que los “anarquistas” asisten a las marchas con el único objetivo de enfrentar a la policía, lanzarle petardos e intercambiar golpes; al final, hay detenidos que luego son liberados. Entre tanto, se abandonan los objetivos políticos con que fue convocada la marcha, cualesquiera que esta sea.
La policía conoce bien a estos grupos. Esta vez, se encargó de calentarlos más. La marcha avanzaba dificultosamente y, a cada momento, la policía quería impedir su avance. Eso motivaba la protesta y los conatos. Con dificultad se marchó por avenida de la República y luego avenida Juárez hasta el Hemiciclo. Los problemas seguían. No obstante haber anunciado previamente la ruta, la policía hostigaba continuamente a los manifestantes.
“La marcha avanzó lentamente hasta el Eje Central. Aun cuando hubo varias confrontaciones previas, la más fuerte se presentó en la esquina con Venustiano Carranza. Varios jóvenes con el afán de llegar al Zócalo tomaron esa calle y se separaron del contingente, por lo que fueron rodeados por los policías y algunos golpeados”, publicó La Jornada.
En Bellas Artes, habían aumentado las dificultades para impedir que la marcha se dirigiera al Zócalo. Se tomó, entonces, el Eje Central como se había anunciado. Pero la policía seguía deteniendo a la marcha. Vinieron, entonces, más enfrentamientos. En total fueron 6 ocasiones. La policía utilizó gas lacrimógeno, sus escudos y toletes. Los “anarquistas” se hicieron del control de la marcha, era ya “su marcha” y la “dirigían” al antojo, lanzaban piedras y enfrentaban a la policía.
La marcha había iniciado con algunos miles, al llegar al cruce de Eje Central y Salto del Agua, varios contingentes se habían salido de los contingentes. En el lugar hubo momentos de tensión. La policía no estaba agresiva sino más bien administrando la fuerza, provocando que los ánimos se enardecieran al seguir impidiendo el avance de la marcha.
Casi a la fuerza, al menos mediante presión, los “anarquistas” apoderados de la “dirección” insistieron. Los contingentes que seguíamos logramos avanzar hasta el cruce del Eje Central y Fray Servando teresa de Mier. Allí el cerco policíaco e hizo más fuerte.
Los maestros deciden marchar
Los profesores de la CNTE decidieron de última hora manifestarse. La intención original era desplazarse hacia Los Pinos. Desde el día anterior, los había citado el gobierno para una reunión el domingo 1o de septiembre por la tarde, a afecto de seguir con las “negociaciones”. Un día antes, algunos representantes seccionales declararon a la prensa que la CNTE no se movilizaría ese día para evitar a los “provocadores”. Eso es, a priori se deslindaron de los posibles hechos y nos descalificaron a todos los participantes.
El 31 de agosto, maestros de la CNTE participaron en la marcha convocada por Cárdenas. Al siguiente día, finalmente decidieron participar, haciéndolo en sentido contrario a la marcha del #132, por Juárez y Reforma. Al serles bloqueado el paso, viraron hacia Chapultepec y arribaron a Fray Servando.
Allí la policía reforzó el cerco para que pasaran los maestros, separando a los “anarquistas”. Estos seguían insistentes pero no integraban a todo el contingente ni les importaba; también seguían en la marcha estudiantes universitarios y algunas organizaciones solidarias. Pero, a ese momento, para la policía y los medios todos eran “anarquistas”, la “marcha de los anarquistas” le llamó Televisa.
La columna de miles de la CNTE se convirtió en el contingente principal. Los maestros tomaron la iniciativa y segregaron a los demás. Como antecedente, los estudiantes habían hablado previamente con los profesores pero, ante “su conflicto”, mantuvieron la ambigüedad sin definirse, pesaba la lógica del pragmatismo, mismo que no tendría ningún resultado favorable. La intransigencia del gobierno es notoria y manifiesta.
La marcha siguió por Fray Servando hasta Congreso de la Unión. Allí, varios kilómetros de la Cámara, el despliegue policíaco era enorme. El Legislativo estaba amurallado, con vallas metálicas de 3 metros de altura y un dispositivo de barreras múltiples. Más de 6 mil policías, incluyendo a la montada y con tanquetas de agua, esperaban a los manifestantes.
Los maestros, entonces, decidieron retirarse al campamento en el Zócalo. Los
estudiantes del #132 también se retiraron. Antes, leyeron un pronunciamiento.
“Ya en las inmediaciones de avenida Congreso de la Unión y mientras los maestros fijaban su postura por la inminente aprobación de la ley reclamada, varias decenas de manifestantes encapuchados se enfrentaron al menos en tres ocasiones con los uniformados. En una de ellas, cinco policías perdieron la formación y al intentar resguardarse uno de ellos tropezó. Antes de ponerse de pie fue agredido a cadenazos, puntapiés y puñetazos por al menos 10 embozados”.
“Justo cuando los maestros anunciaron su repliegue al Zócalo, poco después de las 16 horas, los supuestos “anarquistas” se lanzaron una vez más contra los granaderos. En esta ocasión también hicieron estallar bombas molotov y cohetones. En ese momento, la policía rompió formación y arremetió contra los manifestantes quienes corrieron en tres direcciones. Algunos fueron agredidos por los uniformados”.
Pérdida de objetivos
Los objetivos originales de la marcha fueron abandonados muy pronto. Los medios ni siquiera hicieron referencia, todos estaban interesados en la nota roja, los fotógrafos registraban solo las escaramuzas mismas que publicaron sus medios. La televisión solo se refirió a los enfrentamientos.
La cobertura fue casi total sobre estos aspectos. La presencia de los maestros tuvo el objetivo de continuar las protestas contra la reforma educativa y las leyes secundarias, de las cuales en días anteriores se habían aprobado dos quedando pendiente la más problemática. Por la tarde, a la reunión de “negociación” solo asistieron legisladores del PRD, los demás no se dieron por enterados. A la media noche, los diputados aprobaron la tercera ley sobre el servicio profesional docente.
El rechazo a la reforma energética se olvidó. Los estudiantes llevaban unas mantas en la descubierta expresando la defensa de Pemex, CFE y los recursos naturales. Otro tanto hizo el FTE. No obstante, al final de la movilización, los estudiantes reivindicaron los objetivos.
Los “anarquistas”, la policía y los medios lograron disolver la protesta política. De hecho, con los maestros el gobierno ha dejado claro que impondrá sus reformas como sea, sin atender de razones ni de “diálogos”, todo lo decidirán diputados y senadores del PRI, PAN, PVEM y algunos del PRD.
Lo demás es reprimible. Por ello, nos permitimos dedicarle al caso algunos comentarios.
La acción de los “anarquistas” se caracteriza por ser unilateral, espontaneísta, improvisada, carente de política y propuestas, sin respetar ningún acuerdo previo e infantilista. Sí, es comprensible el enojo y la rabia contenida ante tanta arbitrariedad del Estado. Pero, la forma de expresar ese malestar no es adecuada porque el simple enfrentamiento con la policía no construye nada sino a la inversa, destruye encomiables esfuerzos de la juventud que se ha interesado en el tema energético y le preocupa la pérdida de la soberanía energética de la nación.
Las acciones de persistente provocación son muy asimilables por el Estado, incluso le favorecen, por ello las auspicia. Durante la marcha, la policía se dedicó a administrar la tensión y la violencia. La fuerza pública se calmó un poco con la llegada de los maestros pero también les impidió llegar a la Cámara.
Lo más importante que logró el Estado fue anular políticamente a la marcha, misma que durante la marcha fue perdiendo sus objetivos. Precisamente, lo que más afecta al gobierno de Peña Nieto, quien hace todo lo posible por alejar a la sociedad de la lucha contra sus reformas traidoras a México. No por casualidad los medios privilegiaron la nota roja, para seguir introyectando miedo y desprestigiar la protesta a la que identifican con la violencia.
De un tiempo a la parte, los estudiantes han sido sistemáticamente infiltrados, conciente y/o inconcientemente, para alejarlos de la lucha. La presente debe ser tomada como experiencia para corregir políticamente. No basta la buena voluntad, es necesario precisar las definiciones y los límites. No se puede, ni debe, caminar con quienes solo están interesados en desviar los objetivos, haciéndole queriendo o no un favor al Estado. El asunto es muy serio para dejarlo en manos del infantilismo.
El FTE de México felicita a la Mesa de Soberanía Energética del movimiento #YoSoy132 y al Grupo de Acción Revolucionaria por su interés, dedicación y esfuerzos en defensa de la industria energética nacionalizada. Los exhortamos a redoblar la lucha tendente a construir la organización social estructurada y entrelazada en todo el territorio nacional y allende las fronteras. La lucha por la re-nacionalización energética está en marcha.