Ya se aprendieron el script y lo repiten. Ese es profesionalismo, no hay ladrón que acepte serlo. Privatizar Pemex no, pero abrirlo a las inversiones privadas sí, dicen. Llamaron a superar el falso nacionalismo y proponen no privatizar a Pemex. Esa incoherencia carece de sustento. Se trata de un manejo turbio para engañar a la sociedad. Sus objetivos son al revés: apoderarse del patrimonio colectivo de la nación.
El cuento de la chimoltrufia
Pemex no se vende, dice Beltrones; No a la privatización de Pemex, dicen las cúpulas empresariales. Ya nada más faltaría que digan: ¡Abajo el mal gobierno! Obviamente, perro no come perro. No es que hayan cambiado de opinión, simplemente viven en el mundo al revés. A la antidemocracia le llaman democracia, a la corrupción transparencia, como dice la canción a la borrachera le llaman alegría.
Así, Beltrones, uno de los capos más traidores a la nación, aparenta defender a Pemex al tiempo que promueve con falsedades su privatización. Los empresarios, que siempre han estado contra la paraestatal pero se han servido de la misma ahora salen con que se oponen a la privatización de Pemex.
¿Deveras? la política. Desde luego, malentienden la política, para ellos el fin justifica los medios y creen que así les quitan la bandera a los opositores.
Dirán los algunos “periodistas” que con lo dicho es difícil estar en desacuerdo. Claro, descontextualizadas, las declaraciones son las mismas que hemos enarbolado en las calles. Pero ni Beltrones ni los empresarios hablan con la verdad sino a la inversa. Se trata de políticos sucios que, primitivamente, creen que así “engañan” a los demás y, para ellos, ese “engaño” es el “arte” de No hay tal. Beltrones y las cúpulas empresariales proceden altaneros pero cínicos. Podrán engañar a sus pares en los partidos políticos pero no a toda la sociedad. Podrán imponer sus acciones antinacionales pero será a la fuerzam no por razones ni democráticamente.
¿Qué credibilidad puede tener Beltrones y las cúpulas empresariales que siempre han traicionado a la nación? ¡Ninguna!
Eso sí, se apresuran a gritar ¡al ladrón, al ladrón! como un ardid para distraer. Ambos son, sin embargo, peones al servicio de las transnacionales. Beltrones es un sicario político y la burguesía mexicana siempre se ha conformado con ser socio menor del capital extranjero. Tal papel no ha cambiado. Ahora, con motivo de la reforma energética privatizadora de Peña Nieto, simplemente s alinean con la traición a la nación.
Los empresarios nunca han sido nacionalistas
Los empresarios del país llamaron a ‘‘superar el mito de un nacionalismo ligado a un monopoliopetrolero estancado por restricciones que lo asfixian’’ y no privatizar Petróleos Mexicanos (Pemex), pero sí abrir el sector energético a inversiones públicas y privadas (Miranda J.C., Vargas R.E., en La Jornada, p.9, 26 junio 2013).
Como respuesta, en un par de líneas, el presidente Enrique Peña Nieto expresó: ‘‘En el próximo periodo ordinario de sesiones, en el marco del Pacto por México, impulsaremos la reforma energética y fiscal, a fin de modernizar y dinamizar más nuestra economía’’.
Ambas posturas se fijaron en el contexto de la 39 asamblea ordinaria del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), cuyos integrantes advirtieron que no transformar el actual esquema del manejo petrolero puede dejar al país fuera de la mayor revolución del sector energético ‘‘de los últimos cien años’’.
Obvio: el evento fue prefabricado para que Peña oyera lo que le gusta y dijera a los empresarios lo que les gusta. Ese intercambio de favores zalameros es típico en la política mexicana corrupta.
Falsos e hipócritas
Relecto por dos años más al frente del organismo, Gerardo Gutiérrez Candiani estableció el reto: ‘‘Atrevámonos a dejar atrás lo que nos limita y no tiene razón de ser’’. En el mundo, dijo enseguida, se perfilan cambios radicales en el consumo de hidrocarburos, así como un aumento en la producción mundial de los mismos vía fuentes como el shale gas y el petróleo shale, que abundan en México, pero también en Estados Unidos y Canadá.
¡Que falso! ¿Aumento en la producción mundial de hidrocarburos a partir del aceite y del gas de lutitas (shale)? Ese es solamente un discurso carente de sustento. Los gringos han difundida tal idea y sus empleados la repiten. Nadamás.
‘‘A mediano y largo plazos esto implica precios y exportaciones a la baja, y de no prepararnos con inversión y tecnología (y resolver) dificultades en nuestra capacidad de autoabastecernos, esto puede ser un riesgo futuro’’, dijo el empresario.
¡Qué mentira! Ni parece empresario. Los precios del petróleo nunca han bajado, se presentan oscilaciones pero son coyunturales la tendencia siempre es al alza. Eso será más acentuado en la medida en que la oferta disminuya. Además, no solo las exportaciones, sino la producción, estarán a la baja en el futuro porque los hidrocarburos no son finitos, y el capitalismo ya ha dilapidado la mitad en tan solo cien años. El problema es serio pero, en ningún caso, se resolverá con la privatización.
Enseguida, Gutiérrez Candiani destacó la opinión del sector privado del país en contra de la privatización de Pemex y en favor de la apertura a las inversiones públicas y privadas para potenciar al sector y a la economía. Según el CCE, la reforma en materia energética detonará inversiones por 300 mil millones de dólares en este sexenio y generará ‘‘cientos de miles’’ de empleos.
¡Falsedad e hipocresía! La apertura privada es sinónimo de privatización, por la vía de transferir al sector privado las funciones constitucionalmente estratégicas de Pemex. Lo que quieren los empresarios es entrar y dicen que se oponen a la privatización, dentro se olvidarán del discurso. Tan es así que ya afilan los cuchillos. Hablan de cuantiosas inversiones que, en ningún caso, significan desarrollo social, saben que tales inversiones serán recuperadas con creces debido a la ganancia asociada. Hablan de ”cientos de miles” de empleos que las transnacionales JAMAS crean (nunca lo han hecho) en ningún país del mundo.
Dicen que los hidrocarburos son “patrimonio de la nación” pero creen que la nación son solo ellos. Con mayor precisión, los hidrocarburos son de los mexicanos pero la extracción, comercialización y ganancias es de ellos. Su voracidad los ciega.
El CCE propone lo mismo que Cárdenas: empresas con autonomía de gestión, y asociaciones con otras empresas extranjeras. ¡Que coincidencia!
Frente de Trabajadores de la Energía, de México