Dos marchas en la capital y multitud en el interior del país, la mayor parte controladas por el charrismo sindical. En la casa presidencial, Peña Nieto organizó un mitin con participación de charros y patrones. “Día de la productividad” le llamó a la jornada de los trabajadores. Además de la demagogia y elogios mutuos, repitió a Mussolini, adoptando características corporativas fascistoides.
Maestros, principal contingente
Los contingentes de maestros de Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Guerreo y Distrito Federal fueron quienes constituyeron la mayoría de los manifestantes de la llamada “Marcha independiente”. Los demás contingente fueron minoritarios. Cada quien expresó lo que quiso, no hubo consignas comunes. No obstante, muchos expresaron el malestar que existe en materia laboral debido a las políticas oficiales.
Los maestros, en estos momentos movilizados en contra de la reforma educativa, aprobada por el Congreso de la Unión y las legislaturas locales, anunciaron la instalación de un plantón, inicialmente en el Zócalo que fue impedido y, luego, frente al Palacio de Minería.
Algunos gremios expresaron sus propias demandas. Los pilotos y sobrecargos de aviación pidieron la solución del caso Mexicana, un grupo de mineros se manifestaron en apoyo de su charro. Contingentes otrora combativos, como el SITUAM y el SUTIN; desfilaron apenas simbólicamente.
En el mitin, por primera vez en décadas, el sonido funcionó, se oía en una Plaza llena en apenas un tercio, es decir, 30 mil asistentes.
A la marcha también asistió un grupo autodenominado “anarquistas” que intentaron enfrentarse a la policía, detonaron una “palomita” y fueron contenidos sin mayores consecuencias.
Como siempre, el mitin fue deplorable. Los oradores de la UNT dijeron que el Pacto por México, auspiciado por Peña Nieto con el apoyo del PRI, PAN y PRD, “tiene que transformarse y ser también social’’. Es decir, quieren que parte de ese Pacto CONTRA México, neoliberal y privatizador.
Francisco Hernández Juárez (STRM) y Agustín Rodríguez (STUNAM), dijeron que, en el Pacto “no están considerados los sectores sociales, sino sólo los políticos”.
De acuerdo a su política, no hubo ninguna crítica a ese Pacto antinacional, su queja es por no estar incluidos.
El contingente del SME se caracterizó por ser muy minoritario, a diferencia de otras ocasiones. Se entiende de luego de más de tres años después de la extinción de Luz y Fuerza y la pérdida jurídica de las demandas interpuestas, hay un evidente desgaste. Pero el SME agrupa a más de 22 mil jubilados que cobran puntualmente sus jubilaciones y no asistió ni el 1%.
Esparza, a nombre de los smeítas volvió a anunciar la creación de una nueva central obrera que aglutinará gremios sindicales y sectores informales. Sería la centralita no. 64 (sic).
Esparza, a nombre de los smeítas volvió a anunciar la creación de una nueva central obrera que aglutinará gremios sindicales y sectores informales. Sería la centralita no. 64 (sic).
Dijo que el SME, la Alianza de Tranviarios y de varias secciones de la CNTE, impulsan una nueva central que agrupará gremios obreros, trabajadores informales, desempleados y organizaciones sociales como la de usuarios de luz. Luego, planteó que las dos acciones inmediatas de esta organización serán organizar a todos los inconformes contra los altos cobros de energía eléctrica y se creará una red de cooperativas de consumo popular.
El sindicato usurpado por Hernández Juárez llevó una manta reveladora: “Los telefonistas demandan brindar servicio de triple play’’. Esa demanda es patronal, precisamente lo que viene pidiendo su patrón Carlos Slim y que acaba de obtener con la aprobación de la reforma a las telecomunicaciones. También llevaron otra: ‘‘No al outsourcing (subcontratación), un fenómeno creciente en la empresa del emporio de Carlos Slim. El outsourcing está ya legalizado por la reciente reforma laboral de
Peña Nieto y siempre ha sido tolerado por el STRM.
En suma, la marcha fue numerosa pero lejos de las habidas en otros tiempos. Políticamente su contenido fue muy pobre, en el mejor de los casos, gremial y por demandas mínimas. Como ha sucedido tradicionalmente, en el mitin los mismos oradores expresaron una política oficialista. La marcha sigue siendo un “desfile” como de costumbre, subordinado a la política del neocharrismo sindical.
Radicalización de maestros de Guerrero
En Chilpancingo, los maestros en paro desde hace casi dos meses, realizaron una amplia movilización, incluyendo destrozos en varios edificios públicos y de la Policía Federal. Ya empezaron las primeras 4 detenciones.
En Chilpancingo, los maestros en paro desde hace casi dos meses, realizaron una amplia movilización, incluyendo destrozos en varios edificios públicos y de la Policía Federal. Ya empezaron las primeras 4 detenciones.
En Oaxaca, grupos infiltrados entraron a la provocación e hicieron disparos con armas de fuego, e hicieron destrozos en varios establecimientos comerciales. Hubo 32 detenidos. Los maestros se deslindaron de los hechos.
En Chihuahua, se manifestaron maestros, también hubo el acto oficial de la CTM y del SNTE, terminando en agresión a los manifestantes y reporteros. También hubo marchas en Morelia, Durango y Querétaro, entre otros lugares del país. La mayor parte correspondió a marchas oficiales controladas por el charrismo.
Charrismo llena casi medio Zócalo
En el mismo Zócalo pero muy de mañana, asistieron contingentes al acto organizado por los charros del Congreso del Trabajo y la CTM. Nada
ha cambiado en esencia. Lo más destacado, tal vez, es que otra vez superaron a los “independientes”, pues casi llenaron casi la mitad de la Plaza, con 40 mil trabajadores. Desde luego, todos “acarreados”, con pase de lista y la amenaza de sanciones a quienes no hayan asistido.
En número, siguen reducidos respecto a otros tiempos. Políticamente, se mantiene el mismo esquema de control. Las centrales oficialistas aclamaron, como antaño, al ‘‘Señor Presidente’’ como el visionario aliado de la clase obrera.
El evento fue muy rápido, apenas unos minutos porque los “lideres” tenían prisa para acudir a Los Pinos donde fueron recibidos por Peña Nieto.
Corporativismo en Los PInos
Durante la retirada del Zócalo, los charros eran recibidos por Fox, pero luego Calderón suspendió cualquier reunión. Tras seis años de ausencia, Peña Nieto volvió a recibirlos, de manera inusual, políticamente grosera y de consecuencias nefastas.
Esta vez fue una reunión con los líderes charros y patrones, a quienes juntó el gobierno en un mismo acto. Esto es grotesco y una verdadera ofensa, porque el 1o de mayo conmemora históricamente la lucha de los obreros, cruelmente masacrados en 1886 por el gobierno y patrones. Las marchas del 1o de mayo en el mundo, no son fiestas sino jornadas de lucha y de protesta, de los trabajadores contra el capital y sus gobiernos.
En México, los gobiernos utilizaron a los trabajadores para luego traicionarlos en sucesivas ocasiones, desde el principio. Primero, a instancias de Obregón, la Casa del Obrero Mundial firmó en 1915 un pacto con Carranza y éste los armó para combatir a Villa y a Zapata. Luego los licenció y reprimió, especialmente en la huelga de 1916 en el Distrito Federal, cuando Carranza impuso la ley marcial e intervino con tropas a los locales sindicales, deteniendo a muchos sindicalistas hasta reducirlos a la ignominia.
Mas tarde, el propio gobierno de Obregón convocó el 1o de mayo de 1918 al congreso en que se fundó la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM), encabezada por Luis N. Morones y Vicente Lombardo, en estrechas relaciones con la AFL norteamericana,. Empezó una explícita política de sumisión y pleitesía al presidente de la República en turno. “¡Gracias, señor presidente!” fue la consigna generalizada durante casi un siglo.
Con el ascenso obrero de los años 1930 ́s, en el contexto de lucha contra el fascismo, el sindicalismo alcanzó un importante nivel pero pronto volvió a ser infiltrado por el imperialismo y desviado. La recién creada CTM, representada por Vicente Lombardo, fue afiliada a la Internacional Amarilla de Amsterdam y, luego, a la CIOSL, en estrechas relaciones con la AFL-CIO norteamericana. En esa época se realizó el pacto entre Lombardo y Cárdenas para subordinar al sindicalismo al Estado, oficializando el corporativismo.
Con Fidel Velázquez a la cabeza se inició una larga etapa conocida como charrismo sindical. La represión de patrones y gobierno alcanzó momentos álgidos con la intervención militar a las huelgas de ferrocarrileros en 1958-59.
En la masacre al movimiento estudiantil de 1968, los charros y patrones apoyaron la represión militar del gobierno en turno. En 1976 harían lo mimo cuando la Tendencia Democrática del SUTERM anunció la Huelga Eléctrica Nacional.
Salinas de Gortari llegó al extremo de pedir la cancelación de la marcha del 1o de mayo para “no ser molestado”. Ese gobierno se caracterizó por su proclividad neoliberal y empezó la desnacionalización, por la vía de las privatizaciones, del sector estatal de la economía.
Desde Madero, Carranza y Obregón, todos los gobiernos han sido impulsores del desarrollo del capitalismo en México. Salvo escasos momentos relevantes, como la expropiación petrolera de 1938 y la nacionalización eléctrica de 1960, la política oficial ha sido abiertamente antinacional, apoyada por charros y patrones.
Hoy, el país se debate en una crisis persistente, con desempleo, hambre y sed. Pero, contrariamente, la acumulación de capital sigue acrecentándose. Enrique Peña Nieto representa el mejor exponente del capital y su política consiste en la entrega de territorio, funciones estratégicas, recursos naturales y patrimonio colectivo de la nación al capital transnacional.
Discurso presidencial fascistoide
Ahora, con motivo del 1o de mayo, Peña recibió a charros y patrones. A los charros les llamó: la ‘‘espléndida’’ representación de los trabajadores y éstos contestaron: ‘‘Señor Presidente: la CTM, siempre cuente con ella’’ (sic). Se repitieron los acostumbrados elogios mutuos, tradicionales desde Obregón y Calles, y todos los regímenes priístas.
Estuvieron también ahí los líderes de las agrupaciones empresariales y algunos representantes del sindicalismo “independiente”, como Francisco Hernández Juárez, por los telefonistas; Carlos Chávez Díaz, de pilotos, y Ricardo del Valle, de sobrecargos. Esa es la política de Hernández Juárez, su “inconformidad” es que no lo incluyan para aplicar políticas antiobreras, no porque tengan alternativas de nada. Es charro y así ha procedido durante 37 años consecutivos como “líder” que se autonombra “independiente”. Esa denominación es ridícula, como lo fue cuando Lombardo llamaba a Obregón “el Lenin mexicano”, y Calles y Alemán se decían el “primer obrero de México”.
En 1928, Benito Mussolini dijo: “Declaro que desde ahora el capital y el trabajo tendrán iguales derechos y obligaciones como hermanos dentro de la familia fascista”.
Eso es lo que acaba de hacer Peña Nieto en 2013, al reunir a los charros sindicales, supuestos representantes de los trabajadores, con las cúpulas empresariales que representan al capital. Esa es la “espléndida” familia a la que elogia Peña llevando a la práctica a su ídolo fascista, al que tal vez no haya leído pero si lo reproduce.
La situación es de nauseas y rebasa a la anécdota. El verdadero sentido de Peña fue “rebautizar” al 1o de mayo para convertirlo, de jornada obrera de lucha y de protesta en el “día de los factores de la producción”, es decir, día de la familia corporativa. Así, el corporativismo que tiene características fascistoides ahora las adopta oficialmente.
Se trata de una perversión deliberada, no es que Peña sea un ignorante sino un perverso que supera a Salinas y sigue a Mussolini. Obviamente, para Peña y asesores la lucha de clases no existe, como lo ha proclamado el imperialismo desde 1992. En la casa presidencial, nadie mencionó siquiera que este 1o de mayo se cumplían 100 años de la marcha en México, al que antes el PRI llamaba “Día del Trabajo” y ahora “Día de la productividad”.
Con la acostumbrada demagogia priísta, Peña dijo que el 60% de trabajadores está en la economía informal, sin seguridad social, y que hay una disparidad del 44% entre quienes reciben un salario regular y quienes no. Entonces, aprovechó para reiterar sus típicas mentiras y decir, que eso cambiará con la aprobación de las reformas privatizadoras en marcha que resolverán, como por arte de magia todos los males. Su fórmula: elevar la productividad, es decir, la ganancia privada.
Habló de la creación de empleos formales, “democratizar la productividad”, idea referida a repartir la ganancia entre unos cuantos capitalistas, la mayor parte a las transnacionales y, la menor, a sus socios nacionales. Dijo, salvaguardar los derechos de los trabajadores, derechos que oficialmente han sido atropellados y legalizados con la reciente reforma laboral, todo para “preservar la paz”. Esto último indica que se mantendrá la represión y que los charros seguirán siendo los carceleros de los trabajadores, como ha sido durante más de 70 años de regímenes del PRI y del PAN, incluso con las mismas palabras.
Repitiendo a Mussolini, Peña concluyó diciendo: ‘‘Me congratulo y al felicitar a los trabajadores, me felicito de poder participar de un encuentro que reúne a esta gran representación del capital y del trabajo, de los factores de la producción, del motor de la economía, del desarrollo, en un clima armonioso, de civilidad, de madurez política, y donde se comparte un mismo espíritu que es, justamente, el de querer todos contribuir a que México se mueva’’.
Esto es, Peña feliz estaba de tener reunida a la familia en corporativa en un mismo acto. De
manera grosera, un representante de los patrones habló en el mitin presidencial del 1o de mayo.
Fue Alberto Funtanet, de la Confederación Nacional de Cámaras Industriales (Concamin), quien dijo ‘‘respetar y hacer valer las conquistas y derechos laborales’’, es decir, ese patrón hablaba en defensa de los trabajadores. Simple demagogia pues agregó: “y las disposiciones de la nueva reforma laboral’’, es decir, la transgresión a los derechos que aparentaba defender.
¿Que dijeron o hicieron los charros? Lo previsible y procazmente acostumbrado. Joaquín Gamboa (CTM) hizo de cada párrafo un elogio al Presidente. Salvo en uno, cuando se refirió a la reforma educativa e, implícitamente, a los maestros de la CNTE: ‘‘Sin entrar en consideraciones de quienes por intereses bastardos han querido dar la impresión de situaciones en algunos lugares que no trascienden...’’ (sic).
Según las crónicas periodísticas, al final todos aplaudieron mucho. La familia corporativa estaba feliz. El corporativismo sindical con el Estado, asume públicamente con el actual gobierno características no solo de conciliación de clases sino abiertamente fascistoides.