Rumbo a su asamblea nacional las cúpulas del PRI ya decidieron que apoyarán la privatización de Pemex y de la CFE. Para ello, modificarán sus propios estatutos y principios, que serán adecuados para validar, con mentiras, la contra-reforma energética de Peña Nieto.
La privatización les urge
Para el presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), César Camacho Quiroz, la reforma que modernice a Petróleos Mexicanos (Pemex) es inaplazable. Incluso, subrayó, esa posición ya ha sido planteada en las asambleas municipales, rumbo a la 21 asamblea nacional del tricolor, que se realizará del primero al 3 de marzo próximo. Es decir, proviene de sus militantes en los ayuntamientos (Román J.A., en La Jornada, p.11, 11 feb 2013).
Los participantes han expresado que sin lugar a dudas la riqueza natural de México no sólo debe pertenecer formalmente a la nación, sino usarse para mejorar positivamente la vida de la gente, manifestó al conmemorar el 63 aniversario del natalicio de Luis Donaldo Colosio, candidato presidencial priísta que fue asesinado en 1994.
En entrevista posterior, expresó que su partido está abierto a la discusión de gravar medicinas y alimentos, pero aseguró que la reforma hacendaria integral no se reduce a ese tema, sino hay otros, como erradicar la evasión fiscal y aumentar la base de contribuyentes.
Sin embargo, pidió que nadie se confunda. El PRI no arría banderas ni revierte
posiciones. Por el contrario, profundiza sus planteamientos y va más lejos.
Frente a varios ex dirigentes nacionales del partido, Camacho Quiroz señaló que los mexicanos debemos pagar tarifas más bajas por electricidad, y ésta debe ser de mejor calidad. No podemos darnos el lujo de perder inversiones productivas, dadas las malas condiciones del servicio.
Cambio forzoso
Es preciso, añadió, que Pemex sea la locomotora de la industria nacional y la fuente directa de beneficios para todos. Debemos, dicen los asambleístas, aumentar los empleos y el crecimiento en todas las actividades productivas. Por eso es inaplazable promover la reforma energética que refrende la rectoría del Estado en la materia y asegure mayores beneficios para la gente, aseveró.
Hay que recordar que los documentos básicos del tricolor, registrados ante las autoridades electorales, rechazan abiertamente la aplicación del IVA a medicinas y alimentos, así como la participación de la iniciativa privada en Pemex. Pero en la asamblea nacional el partido prevé reformar dichos documentos para concretar esas modificaciones y poder acompañar las propuestas legislativas del presidente Enrique Peña Nieto en la materia.
Especialistas en demagogia y mentiras
El “nuevo” PRI corresponde a la misma dictadura demagógica de antaño, ahora plegado en cuerpo y alma al neoliberalismo. El PRI es un negocio de la derecha empoderada al servicio del imperialismo.
Para las cúpulas, las que deciden pues los supuestos militantes no son tales, la reforma (privatización) que modernice (privatice) a Pemex “es inaplazable”. Así lo han cabildeado en las asambleas municipales para simular consulta a la base, al nivel donde nadie sabe ni dice nada, ni puede hacerlo.
Camacho Quiroz, socio de Peña, quien funge como presidente del PRI dice en favor de la política privatizadora de Pemex que “la riqueza natural de México no sólo debe pertenecer formalmente a la nación, sino usarse para mejorar positivamente la vida de la gente”. Qué bonito suena pero el PRI hace, precisamente, lo contrario. Con la privatización de Pemex (y de la CFE) los beneficiados de esa riqueza colectiva no serán los mexicanos sino las transnacionales y cúpulas corruptas a su servicio.
Cínicos como son, los priístas se dicen abiertos a la discusión para gravar medicinas y alimentos. ¿Abiertos a cuál discusión? En el PRI la discusión no existe, espacios internos tampoco, el PRI ni siquiera es partido político.
Si Camacho dice que “el PRI no arría banderas ni revierte posiciones”, le es muy fácil “aclararlo” a sus militantes. Nadie lo cree, primero porque el PRI carece de banderas y principios y, segundo, porque su accionar político no está basado en esos principios sino en el agandalle y enriquecimiento ilícito, entregando el patrimonio energético colectivo al capital extranjero.
Junto con la demagogia van las mentiras. Sin saber de qué habla, Camacho Quiroz dijo que
“debemos pagar tarifas más bajas por electricidad, y ésta debe ser de mejor calidad. No podemos darnos el lujo de perder inversiones productivas, dadas las malas condiciones del servicio”.
Esto es, trata de convencer a sus bases con falsedades. Todos los privatizadores dijeron que las tarifas eléctricas iban a bajar, fue al revés y ahora repiten lo mismo. Hablan de calidad sin saber de qué se trata. La mejor manera de bajar la calidad es privatizando el servicio eléctrico. Creer que las malas condiciones del servicio mejorarán con inversiones privadas es una falsedad.
La experiencia privada ya se vivió en México como un antecedente nefasto. El mal servicio privado motivó la nacionalización eléctrica. De 1992 a la fecha se ha vuelto a repetir la historia. Y, todavía así, el PRI quiere regresar más atrás. No hay duda: el PRI es un partido colonialista traidor a México.
Necesaria acción social
Que el PRI y todos los demás partidos políticos traicionen a México no es nuevo ni novedoso, siempre lo han hecho y lo harán. Esos son los “principios” del PRI.
Lo importante es el accionar del pueblo de México. Ante tanto agravio y mentiras del gobierno en turno y sus aparatos, es necesario proceder con coherencia. Eso es lo que urge.
La industria energética nacionalizada es una conquista colectiva, los energéticos son propiedad de la nación viviente. Debemos, por tanto, defenderlos, organizadamente, con propuestas alternas, con convicción en todo el territorio nacional, y con independencia de clase.
La situación es tan grave que el PRI se siente eufórico porque enfrente no tiene ninguna fuerza suficiente capaz de impedirle un nuevo atraco. Los mexicanos concientes debemos activarnos y decidirnos, por fin, a defender lo que es de todos.
Frente de Trabajadores de la Energía, de México