Peña Nieto Repite Dogmas Neoliberales


El candidato presidencial del PRI propone privatizar a Pemex y a la Comisión Federal de Electricidad. Repite el dictado de sus patrocinadores ofertando el patrimonio nacional que no es suyo ni del gobierno. Tampoco es del Estado, como repite torpemente. El patrimonio energético es de la nación.

Pemex y CFE a Cambio de “La Silla” Enrique Peña Nieto, candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) es un individuo pequeño y sin escrúpulos. Jamás lee ni escribe, solo repite. Obsesionado en sentarse en “La Silla” presidencial, no se detiene en pagar el precio: la entrega de las industrias, petrolera y eléctrica nacionalizadas, al capital privado. Solo que ese patrimonio no es suyo sino de la nación. “Frente a los industriales (Concamin) del país, el abanderado del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República, Enrique Peña Nieto, reiteró su oferta de abrir Petróleos Mexicanos (Pemex) a la ini- ciativa privada en los campos de explo- ración,    explotación  y refinación”(Vargas R.E., en La Jornada, 21 ene 2012). 

“Si logramos con la apertura justificar las inversiones para hacer que Pemex sea una empresa más productiva, estoy convencido que esto se reflejará en una derrama mayor de empleos y colocará a esta como una empresa que apalanque en mayor medida el desarrollo de México, aseguró”. La segunda parte es un rollo superfi- cial, mentiroso y desgastado. NO ES CIERTO que las privatizaciones permi- tan generar empleos. 

Eso NO ha ocurrido en México, no obstante que más de mil empresas han sido privatizadas desde los años 80’s. La experiencia, en México y en el mundo, es que las transnacionales NO generan ni empleos ni crecimiento económico. En el sector energético mexicano, la privatización furtiva ha significado pérdida, en vez de creación, de empleos. Los que se han creado han sido empleos precarios, vía el contratismo, subcontratismo o outsourcing. Actualmente, tanto Pemex como la CFE son la palanca del desarrollo económico nacional. Así lo han sido desde que fueron nacionalizadas.
Con la privatización que propone Peña Nieto, ambas serán convertidas en instrumentos para la acumulación privada de capital, en contra del desarrollo nacional. Peña Nieto solo repite el discurso desgastado de los neoliberales y miente.

Pero, a pesar de su manifiesta ignorancia, en la primera parte Peña Nieto propone, exactamente, lo que las transna- cionales quieren. Lo mismo propuso Calderón en 2008 logrando avanzar parcialmente con el apoyo del PRI y todos los demás partidos políticos y falsos “expertos” de AMLO.

La privatización que propone Peña Nieto se refiere, nada menos que a la exploración, explotación (producción) y refinación de petróleo. La privatización de dos primeras funciones fue aprobada en 2008, no así la tercera. Eso ocurrió no obstante la prohibición explícita indicada por el párrafo sexto del artículo 27 constitucional.

Por la vía de autorizar contratos, la legislación secundaria petrolera fue ajustada a lo indicado por el capítulo VI. Energía y petroquímica del TLC con Norteamérica.
En la exploración y producción de hidrocarburos el capital privado ya empezó a entrar. Ahora Peña Nieto quiere más, es decir, no solamente contratos sino inversión privada directa en la exploración y producción de hidrocarburos, así como, en la refinación del crudo para la obtención de gasolinas.

Golpeador Confeso y Corrupto

“Ante un auditorio interesado en saber si impulsará una reforma laboral, a lo cual asintió, Peña puso el ejemplo del rol de oposición responsable asumido por su partido, al acompañar la aproba- ción de la reforma fiscal, la ley del ISS- STE, y la liquidación de una empresa que no era ya competitiva como Luz y Fuerza del Centro”. Estas medidas, instrumentadas por Calderón, en su momento fueron apo- yadas por Peña. Ahora, simplemente, las ratifica. Para vergüenza del grupo de Esparza, la oferta de votos smeítas para Peña Nieto no le ha dado ningún resultado. Así Luis Videragay lo haya invitado al último informe de gobierno de Peña y Esparza lo haya saludado de mano, el susodicho no apoya a los electricistas. A éstos los quiere solamente para que le aplaudan, como ocurrió varias veces cuando era gobernador en el Estado de México. Esa “alianza” del SME con Peña Nieto está tronada.

Hasta la fallida alianza del PRI con Elba Esther Gordillo, la también aliada de Esparza, le rebota penosamente a éste seguirá la Privatización Energética Furtiva “En lo que volvió a ser enfático fue en el tema ya expuesto desde un principio de la contienda aún en la búsqueda de la candidatura por el PRI de que Pemex se abra al capital privado y hoy, además, lo hizo extensivo al sector eléctrico”. “Expresó que siendo el Estado el propietario de la empresa generadora de energía eléctrica, la ineficiencia que hoy tiene el ente público para proveerse de ingresos y fortalecer sus finanzas terminan por pagarla los empresarios y los consumidores”. 

Peña es ignorante pero, a la vez, traidor a México. Como lo ha dicho en el caso de Pemex, ahora repite que “el Estado es el propietario de la empresa genera- dora de energía eléctrica”. En primer lugar, no se trata de ninguna “empresa generadora de energía eléctrica” sino de la industria eléctrica nacionalizada, encargada de realizar las funciones constitucionalmente estratégicas: generar, transmitir, dis- tribuir y comercializar energía eléctrica que tenga por objeto la prestación del servicio público de energía eléctrica. 

Esta industria está representada por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), misma que no solamente genera energía, función que actualmente lleva acabo solamente en un 50% pues, la otra mitad, la generan ya las transnacionales. En segundo lugar, la privatización de la generación eléctrica que, repetimos, llega al 50% de la capacidad total a nivel nacional NO ha servido para fortalecer las finanzas de la CFE sino a la inversa, para deteriorarlas al poner la infraestructura pública al servicio privado. Precisamente, los costos de la privatización se han cargado a los consumidores. 

Mientras mayor es la privatización, mayores son los precios y tarifas de la electricidad. La razón es obvia: los generadores privados no generan gratuitamente para la CFE, a los costos de producción le adicio- nan un porcentaje variable que constituye la ganancia. Más privatización, como lo propone Peña Nieto, significará mayor elevación de las tarifas y las únicas finanzas que se fortalecerían serían las privadas.
 
Lo que propone Peña Nieto, candidato de las transnacionales y de la televisión privada, es una política contraria al interés nacional.



Invitado al Foro Económico Mundial, realizado en Davos, Suiza, el candidato presidencial del PRI ofreció privatizar más a Pemex. Insiste torpemente en garantizar la propiedad del Estado, siendo que Pemex no es del Estado sino de la nación. Repite el desgastado y falso dogma neoliberal, y asegura que la par ticipación privada no es privatización sino todo lo contrario.

En México hay capitalismo y crisis
Peña Nieto asistió al Foro Económico Mundial de Davos por invitación de los organizadores del cónclave, el cual lo eligió hace varios años como joven líder global. El propósito fue presentar a medios políticos y financieros el plan económico que aplicaría si resulta electo presidente.
El candidato a la presidencia de México por el Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, defendió “blindar la economía” mexicana para afrontar con garantías las crisis de la Unión Europea y EU.

Los políticos mexicanos acostumbran asistir a foros internacionales para pontificar con declaraciones demagógicas. ¿Cómo blindar a la economía mexicana? ¿Qué acaso el país es una isla de la fantasía ajena al capitalismo?
La crisis europea y norteamericana es crisis capitalista de la cual México no escapa, precisamente, porque las políticas económicas internas son parte del mismo modelo. Siguiendo las mismas recetas, Peña Nieto cree ilusamente que hará un buen gobierno. Se equivoca.

Audacia traidora y mentirosa
Peña Nieto destacó que en sus reuniones en Davos ha interesado de manera espe- cial su propuesta de “abrir la petrolera Pemex a la participación privada, dejan- do claro que no es una privatización” (sic). Planteó ante participantes del Foro Económico Mundial de Davos la necesidad de abrir el sector energético del país a mayor participación de la iniciativa privada (Reséndiz F., en El Universal, 27 ene 2012).
El proyecto persigue ser “una oportuni- dad, como ocurre con otras experiencias exitosas en Brasil y Colombia, de facilitar la participación privada para acelerar la productividad y el crecimiento de esta empresa, y hacer que Pemex sea una palanca más importante para el creci- miento de México”.

En su último día de estancia en este encuentro, el ex gobernador del Estado de México destacó la necesidad de una reforma energética, “que sin perder la propiedad del Estado sobre los hidrocarburos, permita incrementar la inversión en el sector”.

Dijo que con el apoyo del sector privado se puede incrementar la inversión en infraestructura y acelerar el crecimiento económico. “Tenemos que impulsar a México como potencia energética; para lograrlo requerimos de una reforma audaz para Pemex”, agregó. Peña dijo lo que querían oír sus oyentes, fue a Davos por la bendición del capital.
Al intervenir como orador invitado en la sesión “¿Cuáles son los modelos de cre- cimiento económico y desarrollo más efectivos?”, dijo que la modernización y el desarrollo de Pemex, la fuente de recursos económicos más importante en México, es una propuesta central y objetiva de su campaña, y un modelo que defiende su partido político.

Esquizofrenia neoliberal
Peña Nieto es un político dedicado a repetir los discursos que le escriben sus asesores al servicio de los organismos financieros del imperialismo. Una vez más, reitera argumentos desgastados, demagógicos y falsos. Dice que la participación privada en Pemex “no es privatización”. Privatizar no es privatizar, sino todo lo contrario, dirían los priístas de antaño. Peña cree que privatizar consiste solamente en vender activos. Lo mismo piensa AMLO. Pero no, la privatización neoliberal tiene varias modalidades.
Las transnacionales no desean comprar ninguna planta industrial envejecida. Lo
que quieren son las funciones constitucionales estratégicas. Eso es lo que han venido entregando los gobiernos en turno. Una vez otorgadas tales funciones, el capital las realiza con infraestructura totalmente nueva y de su propiedad pri- vada.
Así ocurre con la privatización eléctrica furtiva. El 50% de la privatización en la capacidad de generación implica una infraestructura industrial nueva, cuya propiedad es de las transnacionales y sus filiales. Lo mismo ocurre en materia de gas natural y está en vías de ocurrir con el petróleo.

México es una nación no es un pozo de petróleo Como Peña Nieto y sus asesores no reconocen al artículo 27 constitucional vigente sino al “nuevo”, indicado por el Anexo 602.3 del TLC con Norteamérica, el candidato insiste en querernos convencer que la privatización de Pemex será “sin perder la propiedad del Estado” sobre los hidrocarburos.

Peña ignora que ni Pemex ni los hidrocarburos son del Estado. Si así fuera esta- ríamos ante una empresa “estatizada”. Pero no, tanto Pemex como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), representan a la industria “nacionalizada” cuya propiedad es, precisamente, de la nación. Estado y nación no son lo mismo, aun cuando en la nación exista un Estado y un gobierno.

Argumentando baratijas, Peña Nieto fue a Davos para presentar ante los capitanes del capitalismo su propuesta de “reforma audaz para Pemex”. Esa reforma no es audaz ni es reforma, en todo caso sería regresiva. De lo que se trata es de entregar la paraestatal mexicana, y los recursos naturales energéticos, al sector privado extranjero. Esa “audacia” es una trai- ción a la nación porque Pemex no es Peña Nieto ni de ningún gobierno o par- tido político.
La pobreza política del proyecto de Peña Nieto y asesores es tal que su propuesta “central” y la del PRI consiste en ofertar Pemex al capital transnacional. Por años hemos argumentado que no es necesaria la privatización de la CFE ni de Pemex. Pero el gobierno y partidos políticos hacen lo contrario.
Los hechos están a la vista. Las transnacionales NO crean empleos ni crecimiento económico en ninguna parte del mundo. Lo que hacen es incrementar su tasa y masa de ganancia. Las privatizaciones son la vía del modelo de acumulación privada de capital. Para lograrlo, las corporaciones arrasan con los recursos naturales, se apoderan de los sectores estratégicos de la eco- nomía y lucran con los servicios públicos.

La alternativa que propone el FTE es la re-nacionalización energética, misma que se hará porque es necesaria. Las propues- tas de Peña Nieto son lesivas a la nación. En México hay hambre y sed, problemas que no se resuelven con dogmas neoliberales.

Frente de Trabajadores de la Energía, de México