Promesas de campaña
“El precandidato de las izquierdas a la Presidencia, Andrés Manuel López Obrador, ofreció convertir el sector energético en palanca de desarrollo y erradicar la política de desmantelamiento y corrupción que ha prevalecido en más de dos décadas en Petróleos Mexicanos (Pemex) y en la Comisión Federal de Electricidad (CFE)” (Rodríguez I., Méndez E., en La Jornada, 24 ene 2012).
AMLO ofrece “convertir al sector energético “en palanca de desarrollo”. ¿Es que no lo ha sido? Aún con la corrupción existente en Pemex y en la CFE, ambas entidades han sido el soporte económico de la nación desde hace ya más de cinco décadas.
Pemex es el principal contribuyente de ingresos para el Estado mexicano. Junto con la CFE se ha impulsado la industrialización del país. Cierto es que ambas instituciones han venido siendo desnaturalizadas, incluso destruidas, por los gobiernos en turno. Pero eso tiene una causa y un nombre, se llama PRIVATIZACION, fea palabra que AMLO casi no pronuncia. Y, privatización, significa la entrega de los intereses de México al imperialismo. Pero, AMLO no desea tocar para nada al capital y parece que conoce la palabra imperialismo ni su significado.
El petróleo es de la nación, sí; ¿qué más?
En Tampico, Tamaulipas, “al participar en un foro energético en esta entidad, al que asistieron hombres de negocios de la región, López Obrador dijo que rescatar el sector energético es rescatar a la nación”.
“Recordó que el precandidato del PRI, Enrique Peña Nieto, ofreció privatizar el petróleo y la electricidad, pero no sabe o se le olvida o no conoce el artículo 27 constitucional, el cual establece que el petróleo no es del gobierno, ni siquiera es del Estado, sino de la nación”.
Dijo AMLO “ante hombres de negocios” que “rescatar al sector energético es rescatar a la nación”. Bonita frase, impactante en el discurso, que puede ahuecarse si no se es consecuente. “Rescatar” al sector energético y a la nación, ¿de quién o quienes? AMLO ni siquiera lo insinúa.
¿Quién o quiénes tienen secuestrado al sector y a la nación? El capital extranjero y sus transnacionales. Pero AMLO no lo dice.
¿Entonces, cómo será ese “rescate”? De acuerdo a la política de AMLO mediante acciones administrativas. Eso es muy limitado. Lo que México necesita es una política energética independiente, la actual es antinacional.
En respuesta a las torpezas de Peña Nieto, quién propone la privatización explícita del petróleo y la electricidad, AMLO dice que NO propone privatizar a Pemex, lo cual es correcto. Incluso, expresa que el petróleo “no es del gobierno, ni siquiera es del Estado, sino de la nación”. ¡Qué bonito! Es, exacta, literalmente, nuestra frase. Nos congratulamos, hace apenas poco tiempo AMLO no lo decía.
Pero no se trata de decirlo, si el petróleo es de la nación es preciso tomar las medidas correspondientes. En un primer momento, hay que rescatar a la industria nacionalizada. Eso significa una política anticapitalista porque el capital, por la vía de la privatización, se ha apoderado del patrimonio colectivo nacional.
He allí el problema, AMLO apenas rescata algunas frases e ideas pero no las traduce en acciones de política, sus propuestas se quedan en el nivel administrativo.
La fuerza social es importante, pero es solamente una parte
“Lo escuchaba Miguel Benedetto, presidente de la Asociación Nacional de la Industria Química (Aniq), que cuenta con más de 230 empresas afiliadas que representan más de 90 por ciento de la producción nacional privada de petroquímicos. También se encontraba el director en México de la mayor compañía petroquímica del continente, la brasileña Braskem, Cleantho de Paiva Leite Filho, acompañado del director general de Idesa, José Luis Uriegas”.
Está bien que AMLO invite a los empresarios y que éstos participen pues también son parte de la nación. Pero, no podemos ignorar que la nación está dividida en clases sociales. El capital no tiene patria y los capitalistas tampoco, así lo han demostrado en toda la historia de México y del mundo.
Sin embargo, no ignoramos la importancia de la “fuerza social”, representada por el capital. Tampoco se le podría pedir a AMLO que haga lo que no cree ni quiere, su política es funcional al capitalismo y su función es servirle cambiando solo de rostros, nombres y apellidos. La presencia de empresarios brasileños es oportunista, lo mismo hacen con Calderón y harán con Peña Nieto, su objetivo son los negocios privados.
Pero, la mayoría de la nación viviente la formamos los mexicanos pobres, la mayoría de los cuáles debido a la extrema pobreza no están en condiciones de atreverse a desafiar a las cúpulas. No obstante, algunos mexicanos concientes sabemos leer y escribir comprensivamente y, aún estando explícitamente excluidos, consideramos que los empresarios no son los principales ni los más interesados en la nación.
Por supuesto, nuestra posición política es “crítica”, debidamente argumentada y respaldada por una trayectoria política no solamente honesta sino consecuente. Nosotros somos la otra parte, la “fuerza natural” representada por los trabajadores e ignorada por todos los políticos. Esto se entiende, en la medida que la clase obrera en México es prácticamente inexistente, desde el punto de vista político, al ser usurpada por el charrismo sindical de todos los tipos, modalidades y colores.
¿Privatización a futuro?
“Durante su discurso López Obrador explicó que si se privatiza el petróleo o se comparte la renta petrolera con empresas extranjeras no se tendrían recursos para sacar adelante al país. No se podría industrializar a México, porque las empresas que requieren energéticos baratos quedarían a expensas de monopolios extranjeros”.
Las ideas de AMLO siguen siendo vagas. No sabemos qué entiende por privatización. Su discurso ha quedado en un nivel atrasado y engañoso. Habla de la privatización del petróleo, y consecuentemente, de Pemex como algo que podría ocurrir. Dice “si se privatiza” refiriéndose a una posibilidad, tal vez, remota. ¿Es que no está informado, lo ha olvidado todo o finge demencia?
Creemos que es esto último porque la privatización energética furtiva se inició desde 1992-95 y el TLC entró en vigor desde 1994. Para ese tiempo, AMLO ya estaba en la “grilla” política, había pasado del PRI al PRD del cual llegó a ser presidente.
¿Porqué se habla de una “posible” privatización? Pareciera que AMLO piensa solo en una forma de privatización: la venta de activos. ¿Acaso no ha comprendido que hay varias formas para la privatización y que laprincipal consiste en ceder las funciones constitucionales estratégicas, a cargo exclusivo del Estado, al capital privado? No es la única forma pero esta última es la de mayor interés para las transnacionales. Esta no está por venir, hace años que empezó.
En general, el sector estatal de la economía empezó a desaparecer hace casi 30 años. El sector energético está en acelerado proceso de privatización desde hace 20 años. Esta privatización, que AMLO parece ignorar, terminaría por asfixiar a la nación. Pero, AMLO no está dispuesto a revertir la situación sino, solamente, a administrar lo que queda.
Acciones energéticas de AMLO
En Tampico, AMLO ofreció diez acciones:
1. Se manejará de manera integral el sector energético como una sola empresa pública para darle más eficiencia y lograr reducir los precios de gasolinas, diesel, gas y energía eléctrica.
2. Se explotarán petróleo y gas con criterios de sustentabilidad y de preservación del medio ambiente.
3. Será prioritaria la inversión en exploración.
4. Se construirán cinco grandes refinerías: Tula, Hidalgo; Salamanca, Guanajuato; una más como ampliación de la instalada en Salina Cruz, Oaxaca; otra en Dos Bocas, de Paraíso, Tabasco, y una más en Atasta, estado de Campeche.
5. Se fortalecerá a la industria petroquímica para frenar su deterioro y destrucción completa.
6. Funcionarán a toda su capacidad las hidroeléctricas y otras plantas de generación de energía de la CFE.
7. En compras y prestaciones de servicios al sector energético se dará prioridad a las empresas nacionales.
8. Se destinarán recursos suficientes para la investigación y el desarrollo tecnológico del sector energético.
9. Habrá un programa nacional de transición energética para disminuir de inmediato la dependencia de combustibles fósiles y de recursos no renovables.
10. Se limpiarán Pemex y CFE de corrupción.
Central termoeléctrica de Méxicali. El 50% de la capacidad de generación eléctrica total a nivel nacional ya es privada en manos del capital transnacional. Eso, sigue sin decirle nada a las autollamadas “izquierdas”. Para AMLO no existen siquiera las palabras “privatización furtiva”
Acciones administrativas
Las propuestas de AMLO son muy generales, algunas correctas, otras engañosas, superficiales, inviables e, incluso, incorrectas.
AMLO habla de “manejar de manera integral” a Pemex y la CFE “como una sola empresa pública”. Pero éstas entidades no son simples empresas, así sean públicas, ambas representan a INDUSTRIAS nacionalizadas. Empresa e industria no son lo mismo, se parecen pero no es igual aún tratándose de empresas públicas.
Sea en materia petrolera o eléctrica, se trata de dos procesos de trabajo, ambos energéticos, pero distintos. No se trata de “manejar” sino de INTEGRAR, precisamente, los procesos de trabajo. La expresión de la integración está en la realización de todas las actividades del proceso de trabajo en un solo organismo. Eso no es lo que propone AMLO sino apenas una especie de unión administrativa parcial parecida más a juntar lo que queda de Pemex y de la CFE. Eso significa dar por aceptada la destrucción neoliberal que ha achicado considerablemente a ambas instituciones.
Con esa propuesta no se logrará ninguna eficiencia y menos “reducir los precios de gasolinas, diesel, gas y energía eléctrica”. Esto es un engaño. ¿Habría reducciones por decreto sin afectar las transferencias al capital privado? ¿Se revertiría la privatización furtiva causante de la elevación de precios y tarifas?
Explotar el petróleo con criterios de “sustentabilidad” y “preservación del medio ambiente” es solo una declaración. ¿Cómo? ¿Se dejarán de extraer cuantiosos volúmenes diarios de petróleo crudo y gas natural asociado? ¿Ya no habrá contaminación atmosférica ni marina ni terrestre? ¿La producción de hidrocarburos y electricidad en manos de transnacionales es sustentable?
Será prioritaria la inversión en exploración, dice AMLO. Suena bien. ¿Quién la haría? Pemex ha dejado de hacerla, actualmente la realiza COMEXA, empresa privada con participación minoritaria de Pemex, y las transnacionales. ¿Serán cancelados esos contratos o se apoyará a los consorcios? ¿Y , los contratos privados con las transnacionales, qué? Nada.
Construir nuevas refinerías es correcto, necesario y urgente. Eso ayudaría a reducir hasta suprimir las cuantiosas importaciones diarias de gasolinas. AMLO propone 5, nosotros también. Aunque fueran 3, es necesario procesar internamente el petróleo crudo.
¿Fortalecer la industria petroquímica? ¿Cuál? En concordancia con el TLC con Norteamérica y mediante reformas legislativas anticonstitucionales en 1995, 1996 y 2008, la petroquímica se dividió artificialmente en primaria y secundaria, la primera sigue a cargo de Pemex y la segunda está privatizada, en manos de transnacionales y sus filiales que producen y comercializan miles de productos petroquímicos. ¿A quién (es) se fortalecerá? ¿A la petroquímica privada?
Decir que “funcionarán a toda su capacidad” las hidroeléctrica y “plantas de generación de energía” (suponemos termoeléctricas) de la CFE es algo muy general. En todo caso, esos son aspectos operacionales. Pero, aún funcionando al 100%, ese no es el problema principal de la industria eléctrica. ¿Y, la privatización eléctrica furtiva qué? Nada.
Dar prioridad a empresas nacionales “en compras y prestaciones de servicios” suena engañoso porque se incluye al contratismo, actividad disfrazada de “prestación de servicios”. Eso incluye a los contratos integrales de exploración y explotación de hidrocarburos (petróleo y gas). ¿Y, la privatización petrolera furtiva qué? Nada.
Destinar recursos “suficientes” para la investigación y desarrollo en el sector es
una generalidad correcta. Pero, ¿para qué y para quién (es) serán esos recursos? Los actuales institutos, desvinculados entre sí, están convertidos en centros comercializadores de servicios. ¿Dónde están los proyectos relevantes?
Decir que “habrá un programa de transición energética” para disminuir la dependencia de fuentes no renovables significa desconocer la información que es del dominio público. O, bien, ¿se trata deliberadamente de seguir tolerando que las transnacionales continúen con la “transición” apoderándose del viento, el agua y la radiación solar? AMLO finge que no sabe qué pasa en el Istmo de Tehuantepec, por ejemplo. ¿Y, los permisos privados otorgados por la CRE, qué? Nada.
Limpiar a Pemex y a la CFE de corrupción suena re ́bonito. ¿Será con o sin los charros sindicales? Al respecto, nada.
Empresario a la Sener
Suponemos que para “coordinar” esa “política energética” (administrativa) de AMLO, será responsable el futuro secretario de energía.
(En caso de ganar) AMLO propuso a Adolfo Hellmund López, empresario regiomontano, egresado del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Que sea empresario o egresado de esta institución no es lo más importante. El señor Hellmund no tiene experiencia en el sector energético, sus actividades las ha realizado en la banca privada. Tampoco se conoce su pensamiento político en defensa de la industria energética nacionalizada y menos su compromiso con la nación.
Es evidente, sin embargo, que su política no es nacionalista ni mucho menos y que, su grupo, ha influenciado las propuestas que AMLO ha hecho públicas. No es el único. También están los autollamados “expertos”, mismos que avalan acríticamente a la privatización.
En la comunidad energética de México somos pocos pero hay otras opciones. En la secretaría de energía (Sener) debe estar un ingeniero universitario o politécnico, es decir, alguien que conozca al sector. Un egresado de una institución privada y empresario no representa las aspiraciones de la nación. Obviamente, la propuesta de AMLO está en la dirección de su política conciliadora y favorable al capital privado.
¿Dónde está el rescate de la nación?
Si el capital, a través de las transnacionales, se ha apropiado del sector energético y por extensión de la nación, ¿cómo rescatarlos, dejando intocado al capital?
¿AMLO engaña a los demás o se engaña solo? En cualquier caso, su “política” corresponde a la de un político del sistema que juega del lado de la “izquierda”, pero no por convicciones políticas ni formación teórica sino, casi, por deporte. Sus “convicciones” son electoreras y, por lo mismo, superficiales. Su objetivo no es la “transformación social” sino el “cambio”, en general, que se traduce en simple gestión administrativa.
En su discurso y propuestas, el capital privado nacional y extranjero simplemente no existe. Entonces, al ignorar las causas, concluye que los males de la nación se resuelven administrativamente. Esta es la versión económica de la llamada “república amorosa”. Al igual que la pre-candidata del PAN, esta visión sugiere que es posible y conveniente la conciliación de clases o que éstas no existen y el gobierno (ni siquiera el Estado) está por encima de las clases.
Si el capital no existe, la privatización tampoco, el imperialismo y transnacionales, menos aún. Al ignorar el arrasamiento que el capital transnacional ha hecho de México, AMLO incurre en demagogia. Las privatizaciones han desnacionalizado a México, no solamente a los sectores eléctrico y petrolero. Los procesos de privatización furtiva han llevado a la pérdida de territorio, recursos naturales, infraestructura estratégica y, por supuesto, soberanía. La situación es tal que, unilateralmente, la Constitución política ha sido sustituida por el TLC con Norteamérica; el “nuevo” artículo 27 constitucional ahora es el Anexo 602.3 del TLC.
¿Qué dice AMLO al respecto? Nada. Así: nada.
¿Porqué? Sencillo, en 2008 todos los partidos políticos aprobaron la contra-reforma energética que autorizó la privatización de TODAS las fuentes, renovables y no renovables, de energía. Esas antinacionales propuestas también fueron avaladas por AMLO y sus “expertos”.
En estos momentos, la exploración petrolera marina es privada, ya se inició también el otorgamiento de contratos privados para la exploración y producción de hidrocarburos. La petroquímica secundaria está totalmente privatizada, lo mismo el transporte, distribución y almacenamiento de gas natural y gas LP, así como la exploración y producción de gas seco, y parte de las redes nacionales de ductos.
El 50% de la capacidad de generación eléctrica ya es privada con tendencia al aumento. El agua y el viento se han entregado a las transnacionales, las redes eléctricas nacionales se han puesto a su servicio, las corporaciones comercializan la energía que generan. La Comisión Reguladora de Energía (CRE), aparato propuesto por el Banco Mundial, sigue otorgando permisos desnacionalizando a la industria eléctrica y la del gas. Más aún, en 2008 se le adicionaron facultades, ahora para otorgar permisos privados relacionados con el transporte, distribución y almacenamiento de productos petrolíferos, petroquímicos y agrocombustibles, además del otorgamiento de permisos a particulares para la generación eléctrica a base de viento, agua y demás fuentes renovables.
En tales condiciones, el país está invadido por cientos de transnacionales. ¿Qué dice AMLO al respecto? Nada.
Si la privatización energética furtiva es tan seria y AMLO ni siquiera la menciona, ¿qué es lo que va unir en una sola “empresa”? Lo que queda de CFE y de Pemex, que aún sujetas a la privatización furtiva, no son cualquier cosa. Pero AMLO desconoce al sector y sus “expertos” también. Lo afirmamos y subrayamos: ni siquiera han leído lo que hace la CRE.
Con “lo que queda”, AMLO propone un funcionamiento limitado que representa “aceptar” que triunfó el neoliberalismo y, ahora, hay que administrar a las empresas achicadas como si fueran una. Sí, pero no se trata de juntar dos administraciones en una. Se trata de dos procesos de trabajo, el eléctrico y el petrolero, ambos relacionados con la energía pero con características distintas. En México, estos sectores son muy grandes; en otras partes del mundo son pequeños y es lógico su funcionamiento en uno solo. En el caso mexicano se requiere de condiciones previas. El proceso de trabajo petrolero se caracteriza por la extracción de energéticos primarios no renovables y su transformación química. El eléctrico, por la utilización de energéticos primarios, renovables y no renovables, para su transformación en energía secundaria.
Lo que en estos momentos procede es la recuperación de Pemex y de la CFE. Eso significa INTEGRAR, vertical y horizontalmente, a ambas industrias. Esto tiene expresiones concretas y constitucionalmente vigentes. En Pemex, la investigación, ingeniería, exploración, producción, transformación y comercialización de hidrocarburos y sus productos derivados deben ser realizados, precisamente, por Pemex. Lo mismo en el caso de la CFE, que debe encargarse de la investigación, ingeniería, construcción, generación, transmisión, distribución y comercialización de energía eléctrica.
Actualmente, ni Pemex ni la CFE realizan cabalmente sus funciones constitucionalmente estratégicas. Pero, reducir a ambas entidades es peor. Primero hay que integrarlas a cada una y, luego, fusionarlas. En lo inmediato tal fusión no es posible porque la integración no es administrativa sino que significa la reorganización del trabajo, cuestión que no es inmediata ni administrativa.
¿Qué proponemos?
Nuestras propuestas las hemos reiterado por décadas y están publicadas. Estas incluyen las siguientes acciones de política energética:
Hidrocarburos
Integración industrial del proceso de trabajo petrolero: investigación y desarrollo, ingeniería de proyectos, exploración, producción, transformación y comercialización de hidrocarburos y sus productos derivados.
Realización, por administración directa, de todas las funciones
constitucionalmente estratégicas, obras de expansión y desarrollo, en las plataformas terrestre y marina.
Supresión de la exportación de petróleo crudo.
Procesamiento interno de la producción nacional de hidrocarburos.
Incremento de la refinación de petróleo crudo.
Re-nacionalización de la petroquímica secundaria, así como, la distribución, transporte y almacenamiento de gas natural y gas LP.
Cancelación de todos los contratos privados en materia de exploración y producción de hidrocarburos.
Energía eléctrica:
Integración del proceso de trabajo eléctrico: investigación y desarrollo, ingeniería de proyectos, construcción, generación, transmisión, control, distribución y comercialización de energía eléctrica.
Realización, por administración directa, de todas las funciones constitucionalmente estratégicas, obras de expansión y desarrollo en todo el país.
Generación eléctrica a partir de todas las fuentes renovables de energía. Cancelación de todos los permisos
privados de generación eléctrica.
Inmediato plazo
Desaparecer a la Comisión Reguladora de Energía.
Desaparecer a la Comisión Nacional de Hidrocarburos.
Cancelar todos los permisos y contratos privados en materia de petróleo, gas natural, gas LP y energía eléctrica.
Derogar las reformas regresivas a la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, de 1992.
Derogar las reformas regresivas de 1995 y 1996 a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional en el Ramo del Petróleo.
Derogar la contra-reforma energética de 2008 en materia de hidrocarburos y energía eléctrica.
Integración de los actuales institutos en un solo Instituto de Energía a nivel nacional, encargado de la investigación y desarrollo de todas las fuentes de energía.
Reorganización de los procesos de trabajo petrolero, eléctrico y nuclear. Democratización de los sindicatos del sector y unificación de los mismos en
un solo sindicato nacional de industria.
Mediato plazo
Re-nacionalización de todos los recursos naturales energéticos.
Re-nacionalización de la industria de hidrocarburos: petróleo, gas y petroquímica.
Re-nacionalización de la industria eléctrica.
Banderas de la re-nacionalización:
1. Propiedad colectiva de la nación de todos los recursos naturales energéticos, infraestructura industrial y servicios públicos relacionados.
2. Utilización racional de los recursos naturales energéticos, con énfasis en las fuentes renovables de energía.
3. Política energética independiente formulada, desarrollada y evaluada por los profesionales e investigadores del sector energético.
4. Realización de todas las fases del proceso de trabajo por administración directa, en el marco del plan eléctrico nacional, plan nacional de hidrocarburos, y plan nacional de investigación y desarrollo en energía.
5. Integración del proceso de trabajo energético, en un solo organismo, bajo el control obrero de la producción e investigación y la vigilancia social organizada.
Contratos privados anticonstitucionales de exploración y producción (EyP) en el Sureste mexicano.
Para AMLO estos contratos otorgados a las transnacionales no existen ni en el discurso
¿Ruptura o conciliación?
Nuestras propuestas son de ruptura, evidentemente, con las transnacionales. Las propuestas de AMLO son de conciliación con las mismas. La diferencia es de calidad.
AMLO propone “legitimar” a la actual privatización energética furtiva, nosotros proponemos revertirla y suprimirla. Eso solamente puede hacerse mediante la re- nacionalización. Como AMLO no la quiere es que acepta como válida la privatización en marcha, a la que considera “futura”, poniendo al derecho mercantil por sobre el constitucional. La diferencia es política.
Pero las propuestas del FTE son muy difíciles, dirán algunos. Lo son. Sin embargo, las propuestas de AMLO, limitadas, superficiales y filoempresariales tampoco son de realización simple. Arriba hemos señalado algunos inconvenientes. La principal debilidad es que se trata de una “política energética” administrativa y, así, no hay solución a los problemas fundamentales en la materia.
Finalmente, dirán, están proponiendo un capitalismo estatal en momentos en que el neoliberalismo está de salida, como aseguran algunos “expertos”. Eso en México no es cierto. Aquí el neoliberalismo no ha terminado de apoderarse de la nación y, a la inversa, es el sector estatal de la economía el que sigue eliminándose. Cierto es que no estamos proponiendo una opción socialista inmediata porque, simplemente, no es posible. Lo que estamos proponiendo es una fase nacionalista, de transición, caracterizada por la nacionalización de los sectores estratégicos de la producción, recursos naturales y servicios públicos.
Esta fase es necesaria, hemos perdido mucho y para recuperar a la nación debemos re- nacionalizarla. La opción no es de concreción inmediata, ni se logra con unas elecciones que simulan democracia y cambio.
¿Pero si no votamos por AMLO quién hará la nacionalización? He allí un error. La re-
nacionalización no es tarea de una sola persona, por muy buenas que sean sus intenciones, ni corresponde nadamás a AMLO sino a la mayoría de la nación, organizada y movilizada en todo el territorio nacional, con un programa propio y con independencia de clase.
La nacionalización no se reduce a un acto administrativo. Es, ante todo, un hecho político. Como están las cosas, aún cuando AMLO ganara las elecciones presidenciales, eso no implicaría que habría re-nacionalización. Primero, porque AMLO no cree en eso y, segundo, porque no podría. Una asociación civil, constituida por un centenar de socios, no puede rescatar a ninguna nación, y menos contemporizando con el capital transnacional.
Avanzar hacia la re-nacionalización es un reto impostergable que ocurrirá porque es necesario. Si no se hace ahora será mañana, en condiciones más difíciles, pero se hará. Una política solamente administrativa dejará más frustración posponiendo las decisiones de fondo.
Conformarse de momento, con lo que es políticamente “posible” (casi nada o menos) no es prudente para la nación. ¿Tanta lucha del pueblo de México, después de una revolución interrumpida violentamente, para terminar cogobernando con el capital más nefasto, el transnacional? ¿Es posible un neoliberalismo “democrático”? ¿Eso sería al menos un avance? ¿Gobernar es lo mismo que administrar? ¿Una administración buena y amorosa resolvería los problemas económicos y sociales?
No lo creemos. La socialdemocracia ha demostrado en el mundo, una y otra vez, que ser plomeros del capital no es conveniente para ningún pueblo. En suma, la ruptura es necesaria pero es política no administrativa; es una ruptura con el capital antinacional. La ruptura que proponemos es de fase activa y constructiva. Es de construcción porque haría partícipe al pueblo organizado en la toma de decisiones, con o sin elecciones, con o sin partidos políticos. La re- nacionalización no es un decreto sino un proceso que debemos iniciar y culminarlo.
Frente de Trabajadores de la Energía, de México
Boletín del FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA de MEXICO Organización obrera afiliada a la FEDERACION SINDICAL MUNDIAL www.fte-energia.org | prensa@fte-energia.org | http://twitter.com/ftenergia | http://ftemexico.blogspot.com | Volumen 12, Número 25, enero 25 de 2012