Sólo los seres que pasaban la prueba en la Escuela Iniciática de Ek Balam tenían el privilegio de pisar el suelo sagrado de los dioses ancestrales, aprender los misterios de la creación y ser parte del concilio de sabios y sacerdotes que guiaban los destinos de la gran civilización Maya. Éste era un camino de iniciación, el mismo que caminamos con el corazón en la mano, el mismo que ya fue abierto, para regresar seguros a nuestro milenario hogar, más allá de las estrellas…