La construcción del gobierno federal busca beneficiar a 16 municipios del país, a cambio de desaparecer tres comunidades
Parte de mi trabajo es garantizar que les llegue agua a estas personas (2.3 millones de habitantes) y cuando veo una minoría perjudicada, pienso que no estamos haciendo mal las cosas | ||
Raúl Iglesias Benítez, directivo de la Comisión Nacional del Agua |
GUADALAJARA (CNNMéxico) — La construcción de una presa y el levantamiento de una cortina de agua de 105 metros de altura, amenaza la supervivencia en Jalisco de tres poblados, sus edificios históricos y hasta los muertos que descansan en tres panteones.
Se trata de la presa denominada El Zapotillo, construida sobre el río Verde, que a través de acueductos y ramales abastecerá de agua durante los próximos 30 años a 14 municipios alteños de Jalisco, a su capital, Guadalajara y a la ciudad de León, en Guanajuato, según el proyecto elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La edificación de la obra provocará la inundación de unas 4,800 hectáreas a la redonda, incluidos tres poblados aledaños: Temacapulín, Acásico y Palmarejo.
Raúl Iglesias Benítez, director del organismo de la Cuenca Lerma Santiago-Pacífico, dependiente de Conagua, dijo a CNNMéxico que este proyecto costará alrededor de 10,500 millones de pesos y beneficiará a unos 2.3 millones de habitantes de los estados de Jalisco y Guanajuato.
Desde hace casi seis años, cuando el gobierno de Jalisco y el federal, anunciaron la construcción de la presa y la consecuente inundación de los poblados aledaños, los cerca de mil habitantes que en conjunto forman la comunidad a reubicar, protestaron y renunciaron a ceder los legendarios terrenos.
Según el gobierno federal, en Acásico viven 365 habitantes, en Palmarejo 185, y en Temacapulín 480.
"Parte de mi trabajo es garantizar que les llegue agua a estas personas (2.3 millones de habitantes) y cuando veo una minoría perjudicada, pienso que no estamos haciendo mal las cosas", afirmó Iglesias Benítez.
La construcción de la presa obligará no sólo a la reubicación de los pobladores y la desaparición de sus casas, también al traslado de edificios históricos, como la Basílica de los Remedios, construida hace 251 años.
El funcionario manifestó que el desplazamiento de los poblados, permitirá a sus habitantes tener nuevos y más servicios básicos en los centros a donde serán trasladados.
Asegura que los terrenos a inundar serán pagados a sus dueños a valor comercial o, quien así lo decida, pude optar por un terreno individual de 1,000 metros cuadrados.
A finales de marzo pasado, habitantes de estos poblados inconformes con la desaparición de sus comunidades, realizaron un plantón en el lugar de la obra y pararon los trabajos.
El plantón se levantó cuando el gobierno federal y los habitantes acordaron la celebración de tres mesas de diálogo y una última de acuerdos resolutivos a celebrarse a mediados del mes de mayo.
La presa, que se ubica sobre el río Verde, se localiza a 100 kilómetros de Guadalajara, la capital de Jalisco, y contará además con un acueducto de 140 kilómetros de longitud para llevar agua hasta León.
El estado de Guanajuato, ubicado en el bajío mexicano, se ha comprometido a construir una planta de tratamiento, con la que podrá sanear 5.6 metros cúbicos de agua por segundo y regresarla limpia al lago de Chapala, principal fuente de abastecimiento del vital líquido de Guadalajara.
Los opositores
Pobladores, organismos civiles e investigadores se han opuesto a la construcción de la obra que obligará al desplazamiento de tres pueblos y acabará con el entorno ecológico y agrícola de la zona.
Los opositores al proyecto piden que la Conagua regrese al plan original que establecía en 80 metros de altura la cortina de la presa y no los 105 metros actuales, con lo que podría evitarse la inundación de los poblados.
"Crecieron la altura de la cortina para captar más agua y poder abastecer a León, sacrificando a cambio poblados históricos, gente y entorno ecológico", dijo a CNNMéxico el doctor José Antonio Gómez Reyna, director de la división de Ingeniería de la Universidad de Guadalajara.
La zona es rica en la producción del chile de árbol; frijol; maíz; hortalizas y ganado.
Gómez Reyna cuestiona el sacrificar agua de Jalisco para enviarla al estado de Guanajuato que tiene agua abundante en su sierra, "¿por qué se tienen que llevar el agua de los jaliscienses para allá (León)", indica.
El comité Salvemos Temaca, integrado por organizaciones civiles y pobladores, denuncia que tanto León como Guadalajara desperdician 40% del agua potable por fugas en su red de distribución.
"Antes de pensar en la construcción de una presa, se debería invertir en el mantenimiento de las redes de distribución para eliminar fugas, así como proyectos locales de pequeñas represas y la captación de agua pluvial", manifestó el colectivo en diversas ocasiones a través de comunicados, propuestas con las que coincide Gómez Reyna.
"Las pequeñas represas generan lo que se conoce como microclimas, en lugar de una gran presa, se pueden construir varias de menor tamaño cuyo sistema de bombeo es reducido e incluso hasta pueden llevar agua por gravedad", agregó.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió una recomendación con fecha del 31 de diciembre de 2009 al gobernador de Jalisco, Emilio González, para que ordenara la suspensión inmediata de la obra. Sugirió practicar nuevos estudios para considerar proyectos alternos al Zapotillo y pidió "abstenerse de hostigar" a los habitantes de los tres poblados afectados.
"Si el proyecto se realizara tal como lo han sugerido los gobiernos de Jalisco y Federal, quedarían bajo las aguas no sólo edificaciones con valor histórico y antropológico, sino la vida y la memoria de sus pobladores, con lo que se afectaría sus derechos a la identidad como comunidades, su derecho a la democracia y los derechos colectivos como poblaciones organizadas y con vida desde hace varios siglos", se lee en la recomendación 35/2009.
Aguas compartidas
Según la Conagua, León se abastece actualmente de aguas subterráneas, mismas que registran pérdidas que rebasan los tres metros cúbicos por segundo por año. Es debido a ello que requieren de una nueva fuente para cubrir el déficit actual y la demanda futura.
Iglesias Benítez ejemplificó dos caos en los que estados comparten el uso de agua. "Querétaro inauguró en febrero pasado el Acueducto 2 que se abastece de los manantiales del infiernillo ubicados en Hidalgo. El Realito, en construcción, está en la parte norte de Guanajuato y le va a dar un metro cúbico a San Luis Potosí y otro a la ciudad de Celaya".
Gómez Reyna advierte que hay verdades a medias en las declaraciones oficiales, ya que la Ley de Aguas establece que el porcentaje que tenga una entidad federativa en relación al desarrollo de la cuenca es el porcentaje de agua que le toca.
En atención a esta fórmula a León le debería tocar sólo 0.5 metros cúbicos por segundo y no los 3.8 metros que obtendrá con la construcción de la presa, según el investigador.
Para los habitantes de los tres poblados, sus casas, monumentos, cementerios y otros inmuebles, tienen además un valor sentimental.
"Cuando volteó y veo a esta minoría, al principio parece que sufrirán afectaciones pero a la larga los estamos beneficiado con mejores construcciones a donde podrán mudarse. Tenemos la obligación de exhumar todo y hacer un nuevo panteón, vamos a recuperar los inmuebles históricos, trataremos de que la compensación sea buena y que tengan una mejor calidad de vida", concluye Iglesias Benítez.
SdP
Se trata de la presa denominada El Zapotillo, construida sobre el río Verde, que a través de acueductos y ramales abastecerá de agua durante los próximos 30 años a 14 municipios alteños de Jalisco, a su capital, Guadalajara y a la ciudad de León, en Guanajuato, según el proyecto elaborado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
La edificación de la obra provocará la inundación de unas 4,800 hectáreas a la redonda, incluidos tres poblados aledaños: Temacapulín, Acásico y Palmarejo.
Raúl Iglesias Benítez, director del organismo de la Cuenca Lerma Santiago-Pacífico, dependiente de Conagua, dijo a CNNMéxico que este proyecto costará alrededor de 10,500 millones de pesos y beneficiará a unos 2.3 millones de habitantes de los estados de Jalisco y Guanajuato.
Desde hace casi seis años, cuando el gobierno de Jalisco y el federal, anunciaron la construcción de la presa y la consecuente inundación de los poblados aledaños, los cerca de mil habitantes que en conjunto forman la comunidad a reubicar, protestaron y renunciaron a ceder los legendarios terrenos.
Según el gobierno federal, en Acásico viven 365 habitantes, en Palmarejo 185, y en Temacapulín 480.
"Parte de mi trabajo es garantizar que les llegue agua a estas personas (2.3 millones de habitantes) y cuando veo una minoría perjudicada, pienso que no estamos haciendo mal las cosas", afirmó Iglesias Benítez.
La construcción de la presa obligará no sólo a la reubicación de los pobladores y la desaparición de sus casas, también al traslado de edificios históricos, como la Basílica de los Remedios, construida hace 251 años.
El funcionario manifestó que el desplazamiento de los poblados, permitirá a sus habitantes tener nuevos y más servicios básicos en los centros a donde serán trasladados.
Asegura que los terrenos a inundar serán pagados a sus dueños a valor comercial o, quien así lo decida, pude optar por un terreno individual de 1,000 metros cuadrados.
A finales de marzo pasado, habitantes de estos poblados inconformes con la desaparición de sus comunidades, realizaron un plantón en el lugar de la obra y pararon los trabajos.
El plantón se levantó cuando el gobierno federal y los habitantes acordaron la celebración de tres mesas de diálogo y una última de acuerdos resolutivos a celebrarse a mediados del mes de mayo.
La presa, que se ubica sobre el río Verde, se localiza a 100 kilómetros de Guadalajara, la capital de Jalisco, y contará además con un acueducto de 140 kilómetros de longitud para llevar agua hasta León.
El estado de Guanajuato, ubicado en el bajío mexicano, se ha comprometido a construir una planta de tratamiento, con la que podrá sanear 5.6 metros cúbicos de agua por segundo y regresarla limpia al lago de Chapala, principal fuente de abastecimiento del vital líquido de Guadalajara.
Los 14 municipios alteños que recibirán más agua son: Cañadas de Obregón, Mexticacán, Yahualica, Jalostotitlán, San Miguel el Alto, San Julián, Encarnación de Díaz, San Juan de los Lagos, San Diego de Alejandría, Lagos de Moreno, Unión de San Antonio, Teocaltiche, Valle de Guadalupe, Villa Hidalgo.
Los opositores
Pobladores, organismos civiles e investigadores se han opuesto a la construcción de la obra que obligará al desplazamiento de tres pueblos y acabará con el entorno ecológico y agrícola de la zona.
Los opositores al proyecto piden que la Conagua regrese al plan original que establecía en 80 metros de altura la cortina de la presa y no los 105 metros actuales, con lo que podría evitarse la inundación de los poblados.
"Crecieron la altura de la cortina para captar más agua y poder abastecer a León, sacrificando a cambio poblados históricos, gente y entorno ecológico", dijo a CNNMéxico el doctor José Antonio Gómez Reyna, director de la división de Ingeniería de la Universidad de Guadalajara.
La zona es rica en la producción del chile de árbol; frijol; maíz; hortalizas y ganado.
Gómez Reyna cuestiona el sacrificar agua de Jalisco para enviarla al estado de Guanajuato que tiene agua abundante en su sierra, "¿por qué se tienen que llevar el agua de los jaliscienses para allá (León)", indica.
El comité Salvemos Temaca, integrado por organizaciones civiles y pobladores, denuncia que tanto León como Guadalajara desperdician 40% del agua potable por fugas en su red de distribución.
"Antes de pensar en la construcción de una presa, se debería invertir en el mantenimiento de las redes de distribución para eliminar fugas, así como proyectos locales de pequeñas represas y la captación de agua pluvial", manifestó el colectivo en diversas ocasiones a través de comunicados, propuestas con las que coincide Gómez Reyna.
"Las pequeñas represas generan lo que se conoce como microclimas, en lugar de una gran presa, se pueden construir varias de menor tamaño cuyo sistema de bombeo es reducido e incluso hasta pueden llevar agua por gravedad", agregó.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió una recomendación con fecha del 31 de diciembre de 2009 al gobernador de Jalisco, Emilio González, para que ordenara la suspensión inmediata de la obra. Sugirió practicar nuevos estudios para considerar proyectos alternos al Zapotillo y pidió "abstenerse de hostigar" a los habitantes de los tres poblados afectados.
"Si el proyecto se realizara tal como lo han sugerido los gobiernos de Jalisco y Federal, quedarían bajo las aguas no sólo edificaciones con valor histórico y antropológico, sino la vida y la memoria de sus pobladores, con lo que se afectaría sus derechos a la identidad como comunidades, su derecho a la democracia y los derechos colectivos como poblaciones organizadas y con vida desde hace varios siglos", se lee en la recomendación 35/2009.
Aguas compartidas
Según la Conagua, León se abastece actualmente de aguas subterráneas, mismas que registran pérdidas que rebasan los tres metros cúbicos por segundo por año. Es debido a ello que requieren de una nueva fuente para cubrir el déficit actual y la demanda futura.
Iglesias Benítez ejemplificó dos caos en los que estados comparten el uso de agua. "Querétaro inauguró en febrero pasado el Acueducto 2 que se abastece de los manantiales del infiernillo ubicados en Hidalgo. El Realito, en construcción, está en la parte norte de Guanajuato y le va a dar un metro cúbico a San Luis Potosí y otro a la ciudad de Celaya".
Gómez Reyna advierte que hay verdades a medias en las declaraciones oficiales, ya que la Ley de Aguas establece que el porcentaje que tenga una entidad federativa en relación al desarrollo de la cuenca es el porcentaje de agua que le toca.
En atención a esta fórmula a León le debería tocar sólo 0.5 metros cúbicos por segundo y no los 3.8 metros que obtendrá con la construcción de la presa, según el investigador.
Para los habitantes de los tres poblados, sus casas, monumentos, cementerios y otros inmuebles, tienen además un valor sentimental.
"Cuando volteó y veo a esta minoría, al principio parece que sufrirán afectaciones pero a la larga los estamos beneficiado con mejores construcciones a donde podrán mudarse. Tenemos la obligación de exhumar todo y hacer un nuevo panteón, vamos a recuperar los inmuebles históricos, trataremos de que la compensación sea buena y que tengan una mejor calidad de vida", concluye Iglesias Benítez.
SdP