por Félix Morriña
En síntesis, el título le advierte al lector el énfasis puesto en la musicalidad que prevalecerá en el resto del libro
La noche del pasado jueves 3 de marzo se llevó a cabo la presentación del nuevo poemario de Pedro Salvador Ale (1954), “Volar de ver de volar” (Ediciones Eón, 2010), en el Centro Libanés AC, de la capital del país, en la que estuvieron presentes medios centenar de invitados para cotejar las aportaciones a la literatura del vate argenmex junto a la doctora en Letras Modernas, Maricruz Castro Ricalde; la cantautora Nayeli Nesme, el literato Yamil Narchi, el anfitrión Nabih Chartouni y la pianista Lilia Vázquez Kuntze, quien musicalizó algunos poemas del autor de más de una treintena de libros de poesía.
Invitado por la Asociación de Artistas e Intelectuales de Ascendencia Libanesa “Al Fannán”, el ganador en 1991 del Premio Hispanoamericano de Poesía Carlos Pellicer, por su obra “Navegaciones”, leyó-recitó una selección de poemas incluidos en este nuevo libro con el acompañamiento de una de sus más cercanas colaboradores de la reciente época,
Lilia Vázquez Kuntze, quien también participara en el peculiar disco de Pedro Salvador Ale “Amar hasta la muerte”, el cual ya cuenta con una segunda edición, puesta a la venta ese mismo día de la presentación de “Volar de ver de volar” y que próximamente estará disponible en tiendas y librerías de prestigio.
Lo dado a conocer esa velada en este formato de “poesía musicalizada” (valiéndome la expresión, sin llegar al pleonasmo de que la poesía en sí mis- ma lleva musicalidad), bien podría ser grabado para darle continuidad a lo logrado en “Amar hasta la muerte”, en donde hay varios temas plasmados en distintos géneros y ritmos musicales, que van del tango a la música ranchera, pasando por el rock y la música experimental y vanguardista.
En el caso de “Volar de ver de volar” la música original de Lilia Vázquez le da un tono serio y clásico, pero al mismo tiempo libre, potenciando la lectura, la voz y el peso de las palabras del autor de “El alucinante viaje del afilador de cuchillos” (1986) y “Los reinos del relámpago. Antología poética (1973-2003)”, entre otros.
De entre lo más destacado de esa noche, estuvo el profundo análisis al libro de parte de la doctora en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana, Maricruz Castro Ricalde, porque delimitó cada una de las cinco partes que integra el libro, cuyo eje temático es la música y la libertad creativa que te permite volar, esparcirse, multiplicarse.
“Las sugerencias formales están anunciadas en el libro, pues la repetición fonética de los sonidos labio-dentales, el valor de esas alteraciones marcadas con la vo/ la ve/ de nuevo la vo/ (Volar de ver de volar) se combinan con la reiteración de la proposición ‘de’. En síntesis, el título le advierte al lector el énfasis puesto en la musicalidad que prevalecerá en el resto del libro, a partir de la combinación de sonidos que aparecen y reaparecen, pero también gracias a una estructura circular en el que terminamos ‘casi’ en el mismo punto en el que comenzamos: Volar de ver de volar”.
Para Castro Ricalde, Pedro Salvador Ale es co- nocedor de la retórica poética y domina el juego implícito del calambur, es decir, “(el poeta) decide modificar el significado de una palabra o frase, al agrupar de distinto modo sus elementos. La tra- dición literaria en México ha hecho de esta figura retórica una de sus favoritas. Bastaría recordar la estrofa paradigmática del genial Xavier Villaurrutia, en su ‘Nocturno en que nada se oye’”.
“Pedro se vale, así, del calambur y brinda un delicado juego de palabras. Su ‘Volar de ver de volar’ se convierte, en el primer apartado, en ‘Volar de verde volar’; en el segundo, en ‘Volar deber de volar’; en el tercero, decide retener sólo el verbo y llama al segmento ‘Volar’; en el cuarto, como si reemprendiera el vuelo, como si hubiera tomado aliento en la sección anterior, extiende la construcción para ofrecernos y ‘Volar de ver’ para concluir, en la parte quinta, con la extensión completa, la que lleva el nombre del libro. Así, según lo veamos, éste comienza donde termina para conminar a regresar sobre nuestros pasos y volver al inicio. O bien, es posible pensar que sólo al finalizar texto tendremos el panorama que creciendo ante nuestros ojos”, concretó la especialista.
Por su parte y para la edición del libro, el reconocido poeta uruguayo Saúl Ibargoyen marcó fehacientemente lo que expresó Maricruz Castro Ricalde en la presentación del poemario: “el libro se divide en cinco partes, al ser designadas con variantes fo- néticas y conceptuales referidas al título que las engloba, conforman una red de propuestas que parecen multiplicarse más allá de cualquier posible lectura. Pueden percibirse con claridad, ya que la escritura se sostiene a plena luz, centros temáticos (el amor tensamente humanizado, el cuestionamiento social, los desafíos de la identidad, la poesía misma) que eluden la fijeza, la definición, lo consumado”.
Ibargoyen agregó que en cada poema de “Volar de ver de volar” se sugiere no sólo un camino posible, sino un precedente que puede estar en cualquier sitio de la intimidad o de la cultura. Con este aporte, el autor confirma una extensa presencia en la lírica mexicana y latinoamericana. Luego entonces, a conseguir este libro para deleitarse con el vuelo y el homenaje a la Diosa de la música: Euterpe.