* Vio solo la paja en el ojo ajeno, pues de todos es sabido que el gobierno mexiquense desde hace cinco es estructura paralela al PRI y que él ha dejado el gobierno para posesionarse como aspirante presidencial.
* Cuatro años hoy de la muerte de Mónica Pretelini, pero su deceso sigue siendo un misterio, pues las causas no han logrado convencer a buena parte de la población. Luis Felipe Bravo Mena dice que está dispuesto a una consulta con Encinas.
En estos días en los que la sociedad está inmersa en una oleada de noticias relacionadas con la violencia que vive el país; referidas con la galopante corrupción en las esferas gubernamentales, noticias relativas a la crisis económica que ha traído consigo los jinetes apocalípticos de la pobreza, el desempleo, la inseguridad y la morbilidad, los políticos no se quieren quedar atrás en su cuota de malevolencia para con la población y salen ahora con pronunciamientos cargados de inaudita hipocresía y de cinismo, acreditando con ello que están hecho sólo para ver la paja en el ojo ajeno, que la corrupción sólo les parezca deleznable si son “los otros” los que la cometen. Cuando en realidad éste es un asunto de ética y no de competencia.
Es en este marco que muchos ubican las advertencias, cargadas de tono de regaño, que el gobernador Enrique Peña le hizo ayer en San José del Rincón al Presidente de México, Felipe Calderón al referirle que los gobiernos deben dedicarse “a trabajar y servir” y dejar a los partidos la contienda electoral. Ello, por supuesto en clara referencia a los procesos comiciales que vivirán este año el Estado de México y otras entidades federativas.
Peña Nieto enunció que será absolutamente respetuoso de la participación política de los partidos en las elecciones que se celebrarán el 3 de julio en la entidad que gobierna. Esperemos señor Presidente – dijo el mexiquense en algo que muchos entendieron que fue un escupir hacia arriba- que en esta etapa de la competencia electoral los gobiernos sigamos trabajando, teniendo mayor entendimiento para lograr que los esfuerzos gubernamentales en los tres niveles de gobierno sean de mayor eficacia.
Más adelante el mandatario mexiquense dijo que "el Estado de México está entrando prácticamente ya de lleno a un proceso electoral que se antoja será intenso y que será competido. Y sobre este particular hemos definido con toda puntualidad, desde el gobierno del Estado de México, ser absolutamente y totalmente respetuoso de la participación política de los partidos.
Aquí –pretendió hablar ex cátedra- es donde, bajo una óptica y visión de Estado, tenemos claro que los gobiernos estamos para que hasta el final de su periodo estén para trabajar y cumplir con toda la sociedad, para realmente traducir sus esfuerzos en logros y mejoras para la sociedad.
El discurso gubernamental electoral de Peña Nieto fue considerado por buena parte de la audiencia como totalmente fuera de lugar toda vez que tanto él como el Presidente de la República ponían en servicio de la población de la región de San José del Rincón dos hospitales para así responder a la creciente demanda de atención medica de los pobladores de esa amplia zona, en su mayoría naturales marginados por las estructuras del los gobiernos estatal y municipal.
Dejemos –siguió diciendo el gobernador en lo que pretendió ser una catilinaria contra el Presidente- que los partidos políticos en el terreno del debate y de la disputa sean quienes se ocupen de la competencia político electoral; en pocas palabras, los gobiernos a trabajar y servir y los partidos a lo que les corresponde: a competir políticamente.
Para varios de los presentes y de los que después se enteraron del regaño de Peña al Jefe de las Instituciones Nacionales, el gobernador le asistiera la razón si sus actitud fuera congruente con lo que exige, pues sabido es - apuntaron reiterativamente- que él lleva casi todo lo que va de su sexenio inmerso en la política electoral, tratando de ganar la candidatura de su partido a la Presidencia de la República y haber dejado al estado en manos de quienes se han enriquecido concesionando la obra pública a voraces empresarios nacionales y extranjeros. Al grado tal que su administración ya triplicó la deuda pública mexiquense.
El señor gobernador pudiera tener autoridad moral y política en su exigencia de “los gobiernos a trabajar y servir y los partidos a lo que les corresponde: a competir políticamente” si él no estuviera haciendo lo contrarios que sugiere, pues la semana que acaba de concluir sus actividades las centró en el quehacer partidista acudiendo dos días a los eventos del registro y consagración de su nueva dirigencia partidista y el haber estado en Guerrero apoyando, como gobernador del Estado de México, al candidato priísta al gobierno de esa entidad. Lo mismo ha hecho a lo largo de los años que lleva de su gobierno, dejando al Estado de México para convertirse en jefe de campaña de candidatos de su partido.
Pero si en verdad –agregan los escandalizados por la actitud del gobernador se imponerle acciones al Presidentes y de faltarle el respeto de prácticamente regañarlo en público- don Enrique quiere dedicarse a servir al pueblo no inmiscuyendo en política electoral, debiera desmantelar ipso facto todos esa estructura gubernamental paralela a la estructura de su partido que desde el inicio de su administración trabaja en toda la entidad subvencionada, por supuesto por los recursos públicos de la entidad.
La hipocresía política no tiene límites. Y no es que solo lo digan los analistas y los escandalizados, sino que también lo saben (doble aseveración). Cada vez que leen alguna declaración política más significado le encuentran a la palabra hipocresía.
El domingo, en Guerrero, el gobernador Enrique Peña Nieto, dijo que el candidato de la coalición traerá Tiempos Mejores para Guerrero, Manuel Añorve Baños, está repuntando en las encuestas y su proyecto ganador tiene todo el respaldo del priismo nacional pues será parte de “estos eslabones de triunfo y éxito que el PRI ha venido construyendo” para ganar la Presidencia de la República en las elecciones de 2012.
Peña Nieto, en una conferencia de prensa que dio al finalizar la marcha junto al candidato, indicó que vino a Acapulco con la firme convicción de que lo mejor para Guerrero es que Manuel Añorve sea el gobernador de la entidad.
Alguien quien ayer le dijo al Presidente que el gobierno se dedique a servir y no a la grilla política, carece del valor de la honestidad y de la congruencia, que avergüenza no sólo a su partido, sino al pueblo que dice servirle.
En su oportunidad el Presidente respetando a los ahí presentes, en su mayoría personas indígenas de la región de San José del Rincón, se limitó a anunciar la ampliación de servicios del Seguro Popular para atender enfermedades como infartos, hemofilia, cáncer testicular o de ganglios, problemas que obliguen a practicar trasplantes de córnea y médula ósea, o que impidan a menores de 10 años procesar el azúcar.
A CUATRO AÑOS DEL FALLECIMIENTO DE MONICA PTRETELINI
En otros asuntos, les diremos que hoy se cumplen cuatro años del fallecimiento de la señora Mónica Pretelini, quien era esposa del gobernador Enrique Peña Nieto.
Su muerte –consignaron varias notas- fue por lo menos inesperada y extraña: no aparentaba sufrir ninguna enfermedad grave, y las causas que oficialmente provocaron el deceso no acaban de de convencer a médicos prestigiados. Miguel Alvarado, director de la Revista Nuestro Tiempo hizo una compilación de lo sucedido iniciando con una cita de lo que entonces publicó la Revista Proceso: “En circunstancias hasta ahora no aclaradas, Mónica Pretelini Sáenz, esposa del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, falleció esta jueves en un hospital de la Ciudad de México, a los 44 años. Pretelini Sáenz, según datos consultados por Apro, llevaba varios meses separada del gobernador priista Peña Nieto. Así mismo, se supo que la víctima sufría severas alteraciones nerviosas y emotivas, las que la habrían orillado a consumir por un largo periodo medicamentos para poder dormir.
Sin embargo, una versión extraoficial manejó que la víctima habría fallecido desde el miércoles por la noche y, según los datos de la autopsia, a causa de una sobredosis de somníferos, medicamentos que a menudo utilizaba para mantener su estabilidad emotiva y mental”. Así –dice Miguel Alvarado- comenzaba la revista Proceso y el periodista Ricardo Ravelo una pequeña crónica sobre el fallecimiento de la esposa del gobernador Enrique Peña, aquella mañana del 11 de enero del 2007, cuando en las redacciones de los diarios locales comenzó a circular desde temprano una serie de versiones que, primero, daban por hecho un accidente de un helicóptero en el que viajaban el propio gobernador Peña y su esposa.
Hasta las 10 de la mañana de aquel día la versión persistió insistente, dando lugar a todo tipo de rumores. A las 12 del día se supo concretamente que había un muerto en la familia del gobernador pero que se trataba de su esposa, Mónica Pretelini. La confirmación oficial llegó más tarde, después de la una, cuando un escueto comunicado oficial confirmaba la noticia. Para entonces, medios nacionales y del Estado de México habían encontrado una fuente inagotable de especulaciones que persisten a la fecha.
Esa noche, la del 11 de enero, el vocero oficial y animador de los noticieros de Televisa daba a conocer una versión en la que deba todo tipo de detalles, como si Joaquín López hubiera estado presente en el dormitorio de la esposa. Aseguró, con el énfasis característico del vocero de los poderes fácticos del país, que “un poco después de la medianoche, a las 0:50 ya del jueves, Enrique Peña le llamó por teléfono (a su esposa Mónica Pretelini) para decirle que ya iba de regreso. Estaba por Santa Fe, volaría en helicóptero y en 25 minutos estaría con ella en casa. Así fue. Llegó, entró a su cuarto sin encender la luz, le susurró al oído que le hiciera un lugar en la cama y no le respondió. Le insistió y nada. Alarmado, encendió la luz y la vio muerta. Intentó respiración artificial al tiempo que pedían las urgencias médicas...”
Esa fue la versión que se manejó durante un tiempo. Luego surgieron otras, tan fantásticas como la oficial y la de Joaquín López, que daban cuenta incluso de que Pretelini vivía en un lugar de Europa, merced a un acuerdo de separación secreto firmado con el gobernador que liberaba al esposo y le permitía una nueva vida política y sentimental. Otras puntualizaban que aquella noche triste el gobernador habría peleado con su mujer y que en el forcejeo ella se golpeó la cabeza, muriendo a consecuencia.
Nadie sabe a ciencia cierta lo que sucedió, ni siquiera los operadores telefónicos que atendieron los turnos de noche aquel día en el sanatorio Toluca y otro del ISSEMyM, cuando les preguntaban insistentes si allí se encontraba internada una persona de apellido Pretelini.
También en la bruma quedarán las consecuencias que ese fallecimiento esparció hasta Veracruz, donde meses después los escoltas de la Pretelini eran ejecutados por presuntos narcos que, equivocados en el blanco, habían hecho impacto sobre ellos. Años no han podido borrar las dudas que esta muerte implantaron en el imaginario del país. Peña, un hombre con proyecciones presidenciales para los próximos comicios, decidió seguir su vida y tratar de ventilar el caso de Mónica por todos los medios con una versión muy particular. Los homenajes para ella y las entrevistas para él en revistas del corazón se sucedieron como cascada en los meses posteriores. Posteriores investigaciones, algunas para futuros libros que abordan la figura del sobrino de Montiel no pudieron llegar a nuevas conclusiones, aunque aportarán otros puntos de vista.
La vida de Peña se convulsionó a partir de entonces, epilépticamente desgarrada. Pero el luto no duró mucho. Pronto estaba de vuelta, tratando muy a su manera la administración estatal. El nombre de Pretelini pronto fue sustituido y una larga lista de aspirantas al DIF estatal apareció en la agenda del autollamado Viudo de Oro.
Artistas, reporteras y galanas del jet set recorrieron el tiempo libre del priista y por fin una Gaviota devolvió claridad a la vida del desconsolado. Hoy, con una relación pública y afincado en la carrera por la tenebrosa silla presidencial de México, a Peña se le ve sonriente, maduro solamente para aparecer en televisión y con un gobierno que se desbarranca de tanto en tanto y la publicidad sin freno de Peña en todo el país, la conformación de cuadros en los estados para apuntalar su imagen, las fotos del gobernador en los más sonados eventos sociales nunca pudieron enterrar de manera definitiva la sombra de aquel 11 de enero...Y es todo por hoy, después estaremos con ustedes con más de esto y aquello.