El día del trabajo en voz de una mujer del Sindicato Mexicano de Electricidad







por Belasko ®





- “¿Primero de Mayo? ¿Qué es el Primero de Mayo? Nada. Es un día como cualquiera, de resistencia, pero sobre todo de sobrevivencia, porque los trabajadores estamos solos, no tenemos nada; ni trabajo, ni perspectivas. Y los que hemos participado en el sindicato estamos peor, nadie nos quiere contratar. El Primero de Mayo es un día como todos, de despertarse con la angustia de ser desempleados y no tener ni un peso para comer”.

Nerviosa. Moviéndose continuamente antes que comiensen a caminar, se reacomoda en la banqueta con ansiedad, como si estuviera siempre incómoda, Gelín, mujer en resistencia, trabajadora del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), expone su situación y la de muchos de sus compañeros a partir del decreto inconstitucional que liquidó la compañía Luz y Fuerza del Centro, en la que trabaja en el área de oficinistas varios. Comienza pausada cada frase, como conteniéndose; pero a medida que avanza en sus explicaciones la mesura de la voz —de por si grave, fuerte—, se pierde y la emoción le eleva el tono, en ocasiones casi hasta escapársele un grito que llama la atención de los otros.

“Nos quieren joder. Nos quieren tronar. Porque al gobierno actual no le convienen los contratos colectivos, ni pagar las prestaciones que ganamos; el gobierno quiere destruir a los sindicatos y a nosotros, las y los trabajadores, dejarnos con sueldos raquíticos, de hambre. Es una mentira que al gobierno le interesen los trabajadores y los trabajos dignos; ellos lo que quieren es el poder, mantenerse en el poder, monopolizar el poder. Por eso nos quieren joder, porque si las y los trabajadores estamos unidos y luchamos por nuestros derechos, el gobierno siente que pierde poder de controlarnos y manipularnos”.

Gelín reconoce el agobio que pesa sobre los miembros del SME desde hace muchos años: “nos acusan de borrachos, groseros, prepotentes, abusivos, corruptos para desprestigiarnos y aplastarnos; eso ya tiene mucho tiempo, siempre le han hecho creer a la gente que los trabajadores de Luz y Fuerza somos lo peor. Pero eso ¿para qué? Pues para destruirnos, para destruir al sindicato que, con sus buenas y sus malas, es una fuerza importante y es una fuerza crítica al gobierno…”

Desde el decreto del pasado 11 de octubre la cosa se ha puesto peor. “Por un lado están las agresiones de gobierno a través de la policía y los granaderos, pero también las agresiones de los periódicos y de la televisión que azuzan a la gente, por eso es que también en la calle, en los plantones y manifestaciones hemos sufrido agresiones…”

Continúa Gelín: “Han llegado a gritarnos que qué bueno que nos chingaron, que ya nos pongamos a trabajar, que ojalá nos manden a la policía. Pero, ¿sabes qué es lo que más coraje da? Que la gente en la calle, trabajadores también, igual de jodidos, te sigan atacando con eso de que somos trabajadores privilegiados. ¿Cuáles privilegios? Yo ganaba seis mil pesos mensuales. Teníamos caja de ahorros, pero eso te lo descuentan. Teníamos créditos pero lo único que había es que el sindicato nos ayudaba a que no nos cobraran intereses. Ganamos mucho menos de lo que ganan otros trabajadores y, para algunos, con mucho más riesgo, por el contacto directo con la corriente eléctrica y la alta tensión”.

- ¿Ha triunfado la campaña del gobierno contra todo aquél que lucha por sus derechos y por una vida digna?

- La gente se ha creído todo lo que le dicen. No se dan cuenta que al final lo que les hacen creer es que todos los trabajadores tenemos que vivir jodidos. Si alguien consigue una conquista entonces ya es un privilegiado. Muchos dicen eso porque el gobierno está duro y dale, y como creen todo lo que sale en la televisión, por eso nos hostigan. Ellos nunca han tenido un trabajo digno, no saben qué es tener un sindicato que te apoye ante los patrones; nuestro sindicato, desde hace décadas, es el que nos protegía y ayudaba. En lo laboral, el sindicato es lo único, lo pequeñito que nos queda para defendernos y ya ves, lo quieres destruir.

El problema es que no somos solidarios. Somos individualistas y nos preocupamos sólo por nosotros mismos; no tenemos unidad ni capacidad para hacer algo juntos. Ya ves, nos pisotean, quieren destruir al SME y casi nadie nos apoya, más bien hasta nos atacan. Por eso es que el gobierno hace lo que quiere. Cada quien ve por sus intereses, tanto los trabajadores como los dirigentes de muchos sindicatos y el gobierno.

- ¿Qué te dejan estos meses de resistencia. Hay esperanza?

Son seis meses de resistencia; para mí, como para muchos es una lucha personal por la subsistencia y una lucha general, social por defender nuestro sindicato y nuestros derechos. Si hay esperanza, pero la esperanza es de pase lo que pase comenzar algo, pero ahora unidos; unidos los trabajadores y el pueblo para generar algo para nosotros, para los que estamos jodidos y no para hacer mas ricos.

No sé, crear cooperativas, crecer con toda mi gente; aunque el gobierno nos ataque y no haya trabajo digno, generar cosas nosotros mismos, no esperar nada del gobierno, ni siquiera de las dirigencias sindicales ni de los partidos.

La política es una mierda, tenemos leyes pero ¿no el primero en violarla es el gobierno? El famoso decreto de liquidación de Luz y Fuerza es anticonstitucional. Si el gobierno fuera respetuoso de la ley no estaríamos aquí o ya estaríamos instalados. Necesitamos reagruparnos como sindicato y como sociedad para compartir esta lucha con la gente, formar grupos para luchar, invitar a la gente; que vean que podemos rescatar este país desde abajo, los que trabajamos.

Cada minuto interrumpe Gelín sus palabras para sorber agua de su botella. Hace largas pausas. Detalla de la solidaridad de su familia y las múltiples mercancías que tiene que vender para solventar sus gastos. Muestra las marcas que le han dejado los toletazos que le dieron los policías federales cuando intentaron desalojarla de una de las instalaciones de Luz y Fuerza, al sur de la ciudad. Se dice afortunada por la ayuda que ha recibido de su familia y amigos, aunque se angustia, dice, por los otros compañeros que se quedaron sin nada, sin apoyo de ningún tipo. Va del optimismo al desencanto, siempre termina con el rostro enrojecido de coraje.

“Aunque, sabes, a veces pienso si eso es posible o no. Porque hasta ahora no hay unión, somos apocados, sumisos, somos muy pendejos; no sabemos que la unión es la fuerza; pero estamos viendo que nos dan en la madre y no metemos las manos por no perder lo poquito que nos dejan en lugar de luchar por tener algo mejor. Debemos hacer más resistencia en todas partes para arrancar una vida más digna”, dice esta mujer trabajadora.

Pero hacer algo en serio –continúa- algo que le duela al gobierno, algo que no se agandallen los del gobierno o los partidos. Mira, si después del decreto hubiéramos tomado las instalaciones, salido a la calle organizadamente, con una dirigencia que tomara bien las riendas, sin tanta pasividad, otro sería el panorama. Así es en la sociedad también, o hacemos algo pronto o nos van a volver a chingar y a chingar todas las veces que quieran.