Y la ciudadanía ¿dónde está?




por Comisión de resistencia civil Pacífica en N.L.

Adalberto Madero (PAN), a meses de dejar la alcaldía regiomontana, da a TV Azteca en comodato un parque público en la colonia México (más de 3000 metros cuadrados) por tiempo indefinido para que la empresa construya un estudio de televisión. A cambio, la empresa se “compromete” a construir un lago artificial y canchas deportivas. Benjamín Clariond “precisó” que en 1994 cuando fue alcalde (PRI) entregó 3000 metros cuadrados a la televisora –al parecer los mismos de los que ahora se habla, o se tratará del resto del parque?- para que la empresa le diera mantenimiento.

Como se observa, un partido es calca del otro; los alcaldes de cualquier extracción están dispuestos a ceder a manos privadas espacios públicos, según ellos para ahorrarse el mantenimiento que de este modo le habrían de dar las empresas. Habría que ver si el pretendido ahorro justifica el desprendimiento por parte de las autoridades de bienes que son de la comunidad.



Buen regalo para la televisora, caracterizada no por promover la cultura que fortalezca el espíritu crítico de la ciudadanía, sino por todo lo contrario, que los habitantes permanezcan enajenados y mediatizados por el consumismo y el "entretenimiento".

Recordamos que hará cosa de un año, el mismo Madero vendió a CEMEX el subsuelo (?) de la Plaza Guadalajara por 45 (?) millones de pesos. La empresa cementera fue la única oferente en aquella ocasión, e igual que ahora se supone que cuidarán “de por vida” la plaza “bajo la supervisión” del municipio. Lo cierto es que en dicho espacio desde hace mucho tiempo se pusieron cercas delimitando ciertas áreas, que ya no son por lo tanto públicas, dejando a muchos árboles encerrados en esa delimitación y bajo el arbitrio y voluntad de sus nuevos dueños.

Las autoridades municipales negocian en la oscuridad con los poderes fácticos, la privatización de los espacios públicos destinados para la recreación y convivencia, un servicio invaluable y esencial para la comunidad.

Sin embargo, el nivel cívico y crítico de la mayoría de los regiomontanos continúa sin despegar, pues aprecian la cosa pública y su manejo como ajenos a su realidad y responsabilidad. Mejor opinan representantes de organismos privados como Ccinlac o Vertebra, que la población, aún la más directamente afectada. Tal vez por eso, hay quien afirma que el pueblo tiene el gobierno que se merece. Después de una administración tormentosa como la de Madero, nos encontramos que el PAN repite con un Larrazábal que tuvo a cargo la construcción de la Biblioteca Vasconcelos, elefante blanco del sexenio foxista, plagado de irregularidades e ineficiencias.

A esto le sumamos agravios a la sociedad como la criminalización de la protesta concretada por el Congreso local al tipificar como delito la obstrucción de las calles, la aprobación de proyectos como el Arco Vial Sureste que beneficiará a los desarrolladores inmobiliarios con espacios detrás de la Sierra tan grandes que cabría otro Monterrey, la entrega a Gas Natural el servicio de gas en el estado, lo que dobla el costo de este servicio, etc. Y a pesar de tanto, es difícil encontrar eco a la protesta y a las demandas de justicia. De ese tamaño es la ignorancia, apatía, desmovilización. De ese tamaño es la necesidad de construir ciudadanía y organización.