México: Los votos de la guerrilla

La idea del voto nulo no ha nacido desde el seno de las organizaciones político-militares (...) Más bien, recogen esa inconformidad y trabajan sobre esa realidad para impulsarlo y profundizarlo

Jorge Lofredo*

En el contexto de la presente coyuntura electoral e inmersos en uno de sus debates (el que llama a votar en blanco, anular el voto o no votar), las organizaciones político-militares se han posicionado a través de sus medios habituales, aún cuando éstas se enfrentan a circunstancias internas distintas. La importancia, sin embargo, reside en que cada expresión parece confirmar que ésta será su única actividad para el escenario inmediato.

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En los últimos meses pudo notarse un aumento de la actividad política y es el ERPI (Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente), en Guerrero, el caso más notable. Distintas apariciones en poblados de la sierra y la montaña guerrerense, conferencias de prensa y entrevistas electrónicas son, a grandes rasgos, la dinámica que esta organización produjo tras un largo tiempo de silencio, apenas interrumpido por escasos comunicados, pero que se vigorizó con las elecciones estatales. A ello debe sumársele la amenaza, en voz del “comandante Ramiro”, del inminente comienzo de acciones de autodefensa armada y un “alerta roja” desde el 28 de junio pasado, cuando se conmemoró un nuevo aniversario de la masacre de Aguas Blancas.

Por su parte, Tendencia Democrática Revolucionaria-Ejército del Pueblo (TDR-EP), que mantuvo su nivel de profusión de comunicados, también se expidió acerca de las elecciones nacionales y por el aniversario de la matanza de Guerrero, junto al Movimiento Revolucionario Lucio Cabañas Barrientos (MRLCB) y otras organizaciones que conforman la coordinación revolucionaria. No obstante, este conjunto de agrupaciones se mantuvo en actividad político-militar durante los años 2003-2006 hasta que, ocurrido los casos de desaparición de los eperristas, los atentados contra los ductos y la instauración de la Comisión de Mediación decretó una tregua unilateral. Pero poco tiempo antes de la renuncia de los miembros de la comisión, dio por finalizada esa tregua.

El Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio (CCRP-CJ28J), su último comunicado data de fines de noviembre de 2007, también dio a conocer un corto texto de su autoría donde se expresó sobre la conmemoración de Aguas Blancas y la conveniencia de participar en cualquier ámbito donde se desarrolle la “lucha popular” aunque ello implique participar en elecciones. Ante las declaraciones erpistas que refieren a la inutilidad actual de las elecciones en el estado, en el texto del CJ28 se trasluce una crítica a las reapariciones públicas del ERPI porque, subrayan, da un “motivo gratuito” para que se repriman a las comunidades del lugar. La “lucha popular”, sea por la vía electoral o a través de otras formas, no son factores excluyentes: “Lo uno no se contrapone con lo otro”, agregaron, “al contrario, lo complementa y enriquece.”

Capítulo aparte, el Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario (PDPR-EPR) se encuentra desarrollando una vía exclusivamente política a pesar de la renuncia de los miembros de la Mediación, a quienes les solicitó la continuidad de su trabajo. Es, de todas estas organizaciones, quien se ha mostrado más prolífica en la emisión de comunicados en los últimos meses y se ha referido a diversas cuestiones. Si de un tiempo a esta parte le ha dedicado mucho espacio a la situación de la mediación y los desaparecidos, sus más recientes envíos giraron fundamentalmente en torno a los temas de coyuntura nacional y estatal.

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Un somero repaso de sus recientes pronunciamientos acercan una cierta idea del cómo asumirán el proceso electoral como así también marcan las distancias y coincidencias respecto a esta cuestión. Debe considerarse que las elecciones no condicionan en forma decisiva los tiempos de los grupos clandestinos pero que sí sirven, aunque no siempre, como oportunidad para dar a conocer sus posicionamientos (no sólo coyunturales) y denuncias. El eje donde se pone el énfasis es también el lugar en el que se definen las distintas concepciones que sustenta cada uno.

El ERPI es contundente en este aspecto: “ha crecido la desconfianza en el sistema de partidos, en el gobierno, en el régimen del capital financiero y las transnacionales y en las instituciones del Estado falsamente de ‘justicia’, falsamente de seguridad nacional. El pueblo organizado y el pueblo descontento no creen en diputados, ni en senadores, en partidos de todos los colores…”. El momento elegido, remarca el grupo, está marcado “por acontecimientos importantes para la población que lucha.” Esos acontecimientos, entonces, tienen importancia en otro lugar que no es precisamente en el acto electoral.

TDR-EP, en cambio, llamó a no votar o votar nulo pues a través del voto no cambia la realidad de México. Sólo sirve, según expresa en su comunicado, “iniciar la organización –aquí, ahora y desde abajo– de un nuevo constituyente del cual emane una nueva constitución, un nuevo gobierno y un nuevo orden económico-social.” En su comunicado como coordinación revolucionaria profundizó: “Votar por el menos peor, anular el voto o abstenerse, en sí y por sí, es un falso problema que a ningún ciudadano realmente honesto podrá confundir o confrontar si entendemos la importancia de oponer a las instituciones y símbolos de poder autoritario, ominoso y corrompidos…”. De nueva cuenta, el acto eleccionario es un medio que, en las actuales circunstancias, nada cambia por sí solo; pero, en sentido contrario, legitima el cuadro de situación que denuncia en sus escritos.

Como se mencionó más arriba, para el CCRP-CJ28J es necesario acompañar los procesos de lucha aunque éstos se den en el marco de elecciones: este es el sentido de su párrafo donde, citando a Lucio Cabañas, indican que se debe acompañar “al pueblo en su lucha”. A pesar que en el inicio de su comunicado destacan que “la lucha revolucionaria será la única que de verdad hará justicia” esbozan además una crítica hacia quienes descalifican el “atraso político” del pueblo, reeditando una viejísima discusión acerca del papel que ocupan las vanguardias. Nuevamente: el CJ28 considera que todas las formas de lucha deben asumirse, aún las electorales.

Por último, para el PDPR-EPR el voto nulo es una “legítima forma de lucha”, tal como lo hizo saber en un artículo de su periódico ‘El Insurgente’. La anulación, destacó en un comunicado, debe ser “un repudio y un rechazo a la falsa democracia existente” y a la vez “serían votos de aprobación a la lucha armada revolucionaria” como parte de una “revolución que se está desarrollando en todos los rincones del país.” También para el eperrismo estas elecciones son una “buena coyuntura política para revertir los fines perversos de autolegitimarse por medio de una elección más…”. Su llamado contiene la propuesta de escribir en las boletas el nombre completo del partido y ejército, como forma de anularlo.

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La idea del voto nulo no ha nacido desde el seno de las organizaciones político-militares y no ha habido mayor aporte al que ya existía, como una fuerte corriente de opinión y discusión sobre inutilizarlo. Más bien, recogen esa inconformidad y trabajan sobre esa realidad para impulsarlo y profundizarlo. En forma esquemática puede establecerse que el ERPI le resta toda importancia al acto electoral en tanto que el CJ28 remarca que debe acompañarse este proceso. TDR y la coordinación propugnan no votar o anular su voto en tanto que el EPR llama decididamente a su anulación. Todas estas organizaciones concluyen que el voto en sí no es un factor de cambio y sí de legitimación del sistema político. Es, en resumidas cuentas, una forma de cambiar algo para que nada cambie y donde no existe distinción entre derecha e izquierda. Para estas agrupaciones sólo la lucha revolucionaria es alternativa.

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En una entrevista de junio de este año, mediante una nota aclaratoria al final, el ERPI señaló que no ha sufrido alguna escisión de su estructura; de esta manera, el CCRP-CJ28J ha sido un desprendimiento del comité estatal de Guerrero del EPR (hecho que también suscribió el eperrismo a través de un comunicado reciente) y no del ERPI. EPR y ERPI, dato que también recoge TDR, señalan que el “capitán Silvano”, entonces líder del CJ28, era Miguel Ángel Mesino. Al respecto, el ERPI afirmó que nunca perteneció a su estructura, “por lo tanto no pudo haberse escindido de un proyecto al que nunca perteneció”. Sin embargo, el CJ28 estableció puntualmente lo contrario en otra entrevista de marzo de 2006: “todos éramos parte del mismo proyecto, pero dadas las circunstancias, nosotros éramos dirigidos por el Comité Estatal del PDPR-EPR o más claro, lo que hoy es el ERPI.”


* Investigador del Centro de Documentación de los Movimientos Armados