Por Dr. Fermín Carreño Melendez
PLURALISMO Y DEMOCRACIA UNIVERSITARIA:
RESTRICCIONES EN NUESTRA AUTONOMÍA
Quiero iniciar mi participación con la adecuación y reflexión del trabajo del destacado universitario latinoamericano, el doctor José L. Riccardo , misma que leí hace algunos años y que tiene que ver con la situación por la que atraviesa nuestra universidad.
I
AUTONOMÍA
En América Latina, el gran suceso que dota de valor a esta condición universitaria de gobierno representativo y democrático, es la autonomía. Recuérdese que propio de la autonomía es el compromiso e implicación directa, de toda la comunidad universitaria para gobernar y gobernarse, para elegir sus propios modos de gobierno y generar mecanismos de participación cada vez más estables, abiertos y eficientes en cuanto a su participación.
El mismo principio de autonomía universitaria nos habilita, por carácter y legalidad, a la conformación de modos de gobierno y mecanismos de elección y representación de la comunidad universitaria.
El acto político de elegir y ser elegido, al interior de la estructura democrática de la institución universitaria, representa un tipo de acción política que supone puertas afuera, para el conjunto de la sociedad, un modelo que aún con aciertos, errores, y permanentes ajustes, nos pone en los hombros la responsabilidad ética de señalar un modo de gobierno acorde a los principios constitucionales de nuestro país.
la universidad con su atributo de institución autónoma para elegir sus representantes mediante voto participativo de todos los claustros, se posiciona en un lugar de modelo o paradigma cívico o de ejercicio ciudadano, como respuesta efectiva al espíritu republicano y democrático que nos conforma como Estado-Nación. Espíritu que alentamos desde nuestra condición de institución de estudios superiores, pero que debiera atravesar, quizás con más representatividad de nuestra parte, el conjunto de las instituciones educativas y políticas de la sociedad.
II
PARTICPACIÓN Y PLURALISMO
En cuanto a la participación y pluralismo en la conducción de la institución, es preciso reivindicar el espíritu del principio de autonomía universitaria para su auto-gobierno, o su capacidad de gestión autárquica y responsable.
En tal tenor, y además de reafirmar las garantías y derechos que las instituciones universitarias públicas tienen para con su propia capacidad de gobernarse, representativa y democráticamente, en el marco de la tradición histórica de la que provenimos y también con la legislación en vigor.
En este sentido, cito en primer término una de las premisas conductoras acerca de los fines principales de nuestra institución, en su Artículo 2 “La universidad tiene por objeto generar, estudiar, preservar, transmitir y extender el conocimiento universal y estar al servicio de la sociedad, a fin de contribuir al logro de nuevas y mejores formas de existencia y convivencia humana, y para promover una conciencia universal, humanista, nacional, libre, justa y democrática…”
Como la letra de nuestro marco legal deja apreciar, nuestra responsabilidad educativa, científica y cultural, se hace posible como tal en el compromiso indeclinable por conformar una comunidad de respeto y tolerancia respecto de todos los participantes de la misma, compromiso que no puede generarse sin un acuerdo intrainstitucional que posibilite y garantice la participación de todos los miembros de la universidad en sus órganos de gobierno y gestiones sucesivas.
III
DEMOCRACIA
Apenas un esbozo general sobre el problema actual con relación al empobrecimiento de los principios fundamentales de la idea de democracia. Desafortunadamente, hoy la democracia asiste a un estado lamentable de pauperización política, de vaciamiento de ideales, de anulación de toda posible utopía, de endeudamiento socio-económico de los Estados, de parcialización de las propuestas de posibles acciones transformadoras, de banalización de la cultura y anarquización de los modos de ejercicio político en el entramado de las instituciones que, afortunadamente, aún pueden gozar de saberse "democráticas".
Sin embargo, de nosotros mismos depende reconstruir tales espacios y mecanismos democráticos para que la democracia vuelva a ser un modo de gobierno digno y de promoción de la justicia, y para revalorizarlo como al mayor bien para todos los ciudadanos de una universidad, una región, un país.
Este desafío que nos presenta hoy la crisis real y global de la democracia, nos permite confirmar, en nuestro carácter de profesionales de la educación universitaria y ciudadanos responsables, nuestro derecho a la autonomía para producir una universidad mas democrática y participativa, renovando y construyendo nuevos contratos con la Sociedad y el Estado, sobre la base de principios históricos y constitucionales. Pues, “necesitamos recrear el espíritu público de nuestra gestión, frente a los mercados y a los gobiernos, pero también frente a los rasgos corporativos que nos envuelven. Equilibrar mejor nuestras propuestas entre la participación democrática y la capacidad de gestión y administración académica, desligando a la primera de las máquinas partidarias (no de la política) y a las segundas del gerenciamiento burocrático. Sólo cuando seamos capaces de reformarnos a nosotros mismos para liberarnos de las tiranías de las lógicas administrativas, académicas, profesionalistas y partidarias, seremos capaces de reconstruir una universidad pública a la altura de las necesidades de cambio progresista de nuestra sociedad" .
De acuerdo con Cazés , El concepto de democracia referido al campo de lo académico universitario abarca, cuando menos, los siguientes ámbitos:
a) El del desarrollo del conocimiento científico y su libre expansión en todos los espacios sociales, no exclusivamente en los profesionalizantes. La democracia es, desde esta óptica, posibilidad real de ejercer el derecho a la libre investigación, a la libre cátedra y a la libre difusión no escolarizada de la creación intelectual y artística.
b) La democracia universitaria hace de las tres libertades académicas funciones sociales, y como tales, constituyen otras tantas prerrogativas institucionales. Han de cumplirse las primeras y ejercerse las segundas, como un servicio público en entidades de Estado, autónomas del poder gubernamental y organizado para ese fin.
c) Este servicio público de interés social exige obligatoriamente el acceso oportuno y suficiente de las instituciones a los medios públicos para que sus funciones sean impulsadas, cumplidas y desarrolladas.
d) De acuerdo con lo expuesto hasta aquí, en la universidad el concepto de democracia debe incluir al de auténtica autonomía del trabajo intelectual y participación decisiva de quienes lo realizan en las resoluciones sociales que conciernen a ese trabajo.
e) La democracia es, en esta dimensión, posibilidad para todos los jóvenes.
f) Democracia quiere decir, cuando hablamos de gobierno y administración, servicio equitativo a la institución y ausencia total de privilegios, de grupos especializados en tales trabajos, y por lo tanto de todo poder que no sea colegiado ni provenga del ejercicio de las funciones académicas.
Como observamos la situación actual de nuestra universidad está lejos de los objetivos democráticos y de formadores de una nueva sociedad. Nuevamente se repite la historia; hace cuatro años echaron a andar la maquinaria para justificar el “cumplimiento” de los requisitos por el rector saliente, aun y cuando todos sabíamos que no cumplía.
Hoy la convocatoria para rector, nuevamente está lejos de los principios de equidad e igualdad; han incluido “candados” que se apartan del espíritu de la Constitución y de la propia Ley de la Universidad; los intelectuales cómodos y serviles se aprestan a descalificar en los medios, nuestro derecho a reclamar dignidad de los universitarios, que acaso no molesta, que en una institución donde trabajan miles de académicos, no sean tomados en cuenta, en fin, tendremos que replantear nuevos mecanismos de opinión y participación en la UAEM.
¡¡Hace falta mucho por hacer, pero no nos robaran la esperanza de lograr la trasformación de la universidad!!
¡¡ Viva la UAEM !!
Gracias por su atención
Fermín Carreño Meléndez
marzo de 2009
INTERVENCIÓN
Compañeros:
Para este Foro prepare algunas cuartillas que orientarían mi intervención, sin embargo, dada la dinámica compartiré con ustedes estas reflexiones:
Es claro que la frontera de nuestras acciones, es nuestra mente; por ello, el pensamiento más poderoso, es el más exigente. Al atrevernos a dar la cara, nos convierte en el núcleo promotor de la transformación Universitaria y nos obliga a que construyamos un Proyecto de horizonte, de hoy al 2010; en ese año, del discurso oficial del Bicentenario, para nosotros deberá ser, el año de la Transformación Universitaria.
El proyecto, propongo se integre en 5 Ejes:
1. Investigación científica y aplicada.
2. Pase Directo de la Preparatoria a la Universidad.
3. Reducción o en su caso Congelamiento de Colegiaturas y en tramites estudiantiles; exámenes, constancias, graduación por mencionar algunos. Reorientación del Gasto, menos gastos de representación, fiestas, hospedajes, bonos, celulares y más becas y publicaciones.
4. Compactación de horas a profesores de asignatura mayor proporción de profesores definitivos.
5. Promover el impulso de la Educación Crítica y Científica; para el desarrollo sustentable y la creación Nuevas licenciaturas.
Por otra parte propongo a todos ustedes adherirnos y convertirnos en promotores de la “Declaración Universal de Independencia de la Universidades”, impulsada por Académicos de la Universidad de Paris VIII.
En el caso de la Convocatoria, considero esta excedida; tiene más requisitos que los estipulados en la Ley de la Universidad, por lo que viola derechos Constitucionales y universitarios, facilitando, promover un Juicio de Garantías, para que se ajuste a la norma.
Finalmente quiero señalar que es conveniente que hagamos otra campaña, no por un rector, sino por impulsar el Proyecto de transformación Universitaria