Una de las peores pandillas, Mara Salvatrucha, también conocida como MS-13, se desarrolló entre los internos nacidos en América Central en California en la década de 1980 y se extendió a Honduras y El Salvador cuando los internos fueron deportados. Los miembros, como el preso en la prisión de abajo, a menudo cubren sus cuerpos y caras con tatuajes, como las letras M o S.
REUTER/ JorgeCabrera
Huyen de la muerte, del narcotráfico y de la extorsión. Los cientos de hondureños que desde el lunes por la tarde han emprendido camino hacia los Estados Unidos lo han hecho en gran parte para escapar a la violencia de las maras u otras pandillas.
Muchos de los que salieron en masa del país en una nueva caravana migrante y que se dirijen ahora hacia el norte, afirman que los homicidios y las extorsiones impuestas por las maras y pandillas son las principales razones de este éxodo.
Para Gustavo Cardosa, periodista de investigación de Radio Progreso, estos
grupos criminales que gobiernan las barriadas empobrecidas de las ciudades son una especie de ejército criminal al servicio de una trama mafiosa urdida por el poder político y económico.
"Las maras han sido la conexión directa entre la realidad cotidiana de la población y los verdaderos responsables que son ocultos", denuncia el reportero. "Están involucrados políticos, empresarios, bandas delictivas incrustadas en los órganos de seguridad como la policía nacional o el propio ejército.
Es una gama bastante compleja. El hermano del actual presidente está detenido en Estados Unidos, señalado como uno de los narcotraficantes más importante de Centroamérica."
Es una gama bastante compleja. El hermano del actual presidente está detenido en Estados Unidos, señalado como uno de los narcotraficantes más importante de Centroamérica."
Gustavo Cardosa destaca también que se ha diversificado la violencia a través del sicariato, de la extorsión y del desplazamiento forzado.