El rito de iniciación a la psicodelia para la gran mayoría de los concurrentes dio inicio pasadas las 9 de la noche en el segundo concierto de Roger Waters en la CDMX, en donde el músico rindió un emotivo tributo al líder y fundador de Pink Floyd, Syd Barret.
Syd Barret fue la chispa y el líder que detonó el fenómeno llamado Pink Floyd a finales de los sesentas e inicios de los setentas, cuando John Lennon había predestinado que el sueño había terminado. Y sí, los sueños de amor y paz y la psicodelia llegaban a su fin, y así lo confirmaban las muertes de Jimmy Hendrix, Janis Joplin (1970) y Jim Morrison (1971). Cerraba un ciclo e iniciaba otro: los años dorados del rock progresivo.
Barret sólo estuvo en los dos primeros álbumes de la banda inglesa, porque se encarriló en el viaje de las drogas y el LSD del que ya no regresó jamás. Pero la agrupación demostró que sabía desenvolverse sin su lunático antiguo líder y bajo la fuerza conductora y dominante de Roger Waters, vieron la luz las más emblemáticas producciones como The Dark Side of the Moon (1973), Wish You Were Here (1975), Animals (1977) y The Wall (1979).
Y justo la noche del jueves, en el segundo concierto de Roger Waters en el Foro Sol de la Ciudad de México, miles de fanáticos mexicanos de todas las edades se adentraron en lo más oscuro de la luna y de la noche para escuchar al viejo Waters, ya como solista, en un recorrido por los temas más emblemáticos de la banda que fundó junto con Barret, Nick Mason y Richard Wright, a la que más tarde se les uniría David Gilmour.
VIAJE SIDERAL
Linda la noche en la que Tláloc fue generoso con los miles de fans aztecas que, sin lluvia de por medio, pudieron disfrutar de una velada más introspectiva, a diferencia de la del miércoles. Porque la del jueves fue un claro y sentido homenaje al gurú espiritual de Pink Floyd, Syd Barret, con temas como “Eclipse” y “Us and Them”, “Money”, "Shine On You Crazy Diamond" y "Wish You Were Here".
Pero la noche no debía ser menos política, ya que al hacer un recorrido por Animals, álbum que hace una severa crítica a la decadencia del mundo industrializado en la Inglaterra de los años setentas, Waters presentó a un Donald Trump en sus diferentes facetas, con las frases más polémicas que ha expresado el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, al que compara el músico con lo peor del fascismo.
La multitud se exacerba, no da tregua y empieza a gritar “cerdo”. Ayotzinapa entra a escena. Más de 55 mil gargantas comienzan a enumerar uno por uno a los 43 desaparecidos desde hace dos años de la Normal rural Isidro Burgos, en Guerrero. También es la oportunidad para reiterar el repudio a Enrique Peña Nieto y a su gobierno, “Renuncia ya”, gritan.
Llega el turno de The Wall, el último álbum en el que Roger Waters participó, ya que en 1985 decidió abandonar a la agrupación, cinco años antes de la caída del Muro de Berlín y del fin de la historia y las ideologías. “Another Brick in the Wall”, “Run Like Hell” y “Mother” cerraban la noche en un éxtasis indescriptible, que culminó minutos antes de la medianoche con “Comfortably Numb”.
Ahora, a la espera del Zócalo.