LOS ESQUIROLES DE LA
CFE
EL CASO DE LA REPRESA
PASO DE LA REINA,
OAXACA, MÉXICO
Gustavo
Castro Soto
Otros Mundos AC/Amigos de
la Tierra México
1 de
Octubre de 2012, San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México
Desde
el año 2007 se conformó el “Consejo de Pueblos Unidos por la Defensa del Río
Verde (COPUDEVER)” integrado por consejeros representantes de las
localidades que serían afectadas por el Proyecto Hidroeléctrico Paso de
Reina
en Oaxaca, México. Luego de varios foros y 4 declaratorias exigen al
gobierno
federal y estatal que se
“respete su
derecho como pueblos indígenas a decir No al proyecto, sin presiones ni
amenazas que pueda dividir y violentar las comunidades. Las comunidades y
el consejo han hecho algunas acciones de incidencia pública y defensa
jurídica.
Con respecto a la incidencia han acudido a instancias que tienen que ver
con el
proyecto y se ha solicitado una audiencia con el Presidente de la
República
Mexicana Felipe Calderón Hinojosa, sin que exista respuesta hasta el
momento.
Esto demuestra que los Pueblos Indígenas no son atendidos cuando
recurren a
instituciones formales.”[1]
Tres
años después de iniciada la resistencia, del 5 al 7 de febrero del 2010
se
llevó a cabo en la comunidad de Paso de
Reina, el VII encuentro del Movimiento Mexicano de Afectados por
las
Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER). El Consejo de Pueblos Unidos
por la
Defensa del Ríos Verde (COPUDEVER), La Ventana, EDUCA, y el Centro de
Derechos
Humanos Ñu’u Ji Kandii, fueron los anfitriones de las organizaciones
indígenas,
campesinas, sociales, redes, investigadores y otros aliados en la lucha
contra
las presas en el país. Más de 300 personas de Jalisco, Colima, Guerrero,
Oaxaca, Chiapas, Veracruz y el Distrito Federal se dieron cita en el
lugar.
Entre las experiencias que se compartieron estuvieron los afectados por
la
Presa la Yesca.[2]
Mientras
las comunidades se mantienen en resistencia frente al proyecto durante
cuatro
años, y muy conocida su lucha, la Ong denominada “Instituto Mexicano
de Investigación de Familia y Población, A.C.”
(IMIFAP “Yo quiero, yo puedo”), pretende ayudar a la Comisión
Federal de
Electricidad (CFE) a justificar la represa a cambio de un jugoso
contrato. El
IMIFAP no escucha ni toma en cuenta los antecedentes de la resistencia
desde
2007 por sus intereses económicos.[3]
El
IMIFAP, con sede en la ciudad de México, presenta en 2011 a la CFE una
pésima
propuesta llamada “Diagnóstico
Socioeconómico y Programa de Desarrollo Comunitario Integral en el Área
de
Estudio del Aprovechamiento Hidráulico de Usos Múltiples Paso de la
Reina”,[4]
a
realizarse en el Municipio Tataltepec de Valdés, Oaxaca. El proyecto
tiene un
presupuesto de $2,644,316.00 y fue
aceptada en julio de 2012 para ejecutarse en un lapso de 16 meses.
Para
IMIFAP pareciera que la gente empoderada no existe sin su intervención.
Como si
el COPUDEVER no tuviera ya una trayectoria y un proceso de decisión
sobre su
vida y futuro. Curiosamente la misión del IMIFAP es “empoderar a las
personas
para que cuiden su salud, tomen el control de su vida y promuevan
cambios
sociales que impulsen el bienestar integral de su comunidad”, cosa que
ya están
haciendo desde hace años. También esta institución pretende fomentar
“que
puedan ser agentes de cambio en sus familias y comunidades a partir de
una
motivación interna.” Contradictoriamente, afirman que trabajan “de la
mano con
las comunidades para asegurarnos de responder realmente a las
necesidades
críticas de la población meta y que ellas sientan suyos los programas.”
Sin embargo,
es evidente que trabajan para responder a las necesidades de la CFE.
Esta
Asociación Civil fue fundada hace 16 años y tiene un presupuesto anual
de 1.5
millones de dólares. Dice prestar sus servicios a Naciones Unidas, a
grandes
empresas trasnacionales como Procter & Gamble y a gobiernos para la “reducción
de barreras psicosociales”,
entre otros objetivos. Presume haber tenido financiamiento de más de 100
organismos nacionales e internacionales. En otro ataque de megalomanía,
las 4
psicólogas que forman la institución, dicen haber beneficiado en sus
programas
“Yo quiero, yo puedo” a más de 19 millones de personas en 14 países, y
haber
desarrollado, implementado y evaluado más de 40 programas “Yo quiero, yo
puedo”
de desarrollo comunitario, educación y salud integral y preventiva.
El
IMIFAP dice que “las habilidades para la vida (ej. toma de decisiones
informada
y responsable, comunicación asertiva, autoconocimiento, auto reflexión,
manejo
de emociones, análisis y solución de problemas) facilitan que las
personas sean
agentes de cambio de sus propias vidas y las de sus familias y
comunidades así
como empoderadas para expresar sus opiniones, pensar analíticamente,
tomar decisiones informadas, comunicarse asertivamente,
resolver problemas y negociar constructivamente. El desarrollo de estas
también
facilita que la gente se aproveche de oportunidades existentes y cree
nuevas
oportunidades.” Sin embargo, la población en resistencia lleva años en
estudio,
análisis, intercambios de experiencias, reflexión, intentos de dialogar
con las
autoridades sin ser escuchados, entre otras muchas acciones. Pero para
esta
institución es evidente que no se trata de escucharlos a ellos, sino
ayudar a
que la CFE continúe con la imposición del proyecto y siga trabajando en
esa
dirección.
IMIFAP
afirma que trabajan en Oaxaca desde 1994 con el programa “Si yo estoy
bien, mi
familia también” con 39,000 mujeres rurales e indígenas que habitan en
comunidades marginadas y remotas de la región Mixteca; con programas de
ahorro,
microfinanzas y microempresas en más de 40 municipios! Aseguran que han
establecido 180 bancos comunitarios y 1,364 mujeres han creado
microempresas,
con financiamiento de la Fundación
Kellogg, la Embajada de Finlandia en México, el SEDESOL, INMUJERES, la
empresa
Procter & Gamble, etc. Y lo que no se ve en ningún lado, IMIFAP ha
logrado
que “la tasa de retorno de los créditos en estos proyectos es de casi
100% y a
un año de medio de iniciados los proyectos”, y “todos los negocios han
resultado sustentables, un tercio cuentan con empleados remunerados y la
mitad
ofrecen un salario a sus dueñas”. Aseguran que desde 1995, más de un
millón de
personas se han beneficiado del programa de desarrollo comunitario
integral de
IMIFAP “Yo quiero, yo puedo”. En fin, todo un paraíso.
Entre los lineamientos que
la CFE da al IMIFAP se establece que la presa Paso de Reina es un “proyecto
estratégico de
infraestructura para el Sistema Eléctrico Nacional”. Por ello la CFE
podría
ofrecer en la expropiación un mayor pago por las tierras en 4
comunidades en el
municipio de Tataltepec de Valdés donde prevén tener resistencia a la
venta de
sus tierras de cultivo que pretenden inundar. La CFE recomienda al
IMIFAP que
su intervención sea “muy bien planeada en su vertiente sociopolítica,
debido a
que existe un grupo minoritario (proyectado gracias a la mitificación
negativa
del proyecto, por parte de la Diócesis local) pero con potencial de
radicalización en la región, que ha expresado una clara oposición al
proyecto
hidráulico de la CFE -sólo en parte debido a la expropiación e
inundación de
las tierras arriba señaladas.” [5]
La CFE, como es conocida su
experiencia en trampas y mañas, le solicita al IMIFAP “mantener ante
estos
sectores y comunidades, una imagen de autonomía y cuyo interés por la
región
proviene, por ejemplo, de intervenciones previas en otras partes de
Oaxaca y
otros estados y localidades similares”. Este es un elemento fundamental
que las
comunidades y resistencias contra las represas deben tomar atención, en
aquellas instituciones que aparentemente trabajan con autonomía en las
regiones
donde se pretenden instalar los proyectos de represas.
Por otro lado, la CFE le
recomienda que sea “sumamente discreto en su colaboración con la CFE y
evitar
en todo momento ser asociado/percibido con la misma, pues de otra forma
se
invitaría a dicho grupo a llamar a un boicot generalizado de cualquiera
de
nuestros trabajos (como ha sucedido ya desde hace más de 2 años con los
de la
propia CFE).”
Hace algunos años, el CIESAS
realizó para la CFE diversos estudios socioeconómicos en los municipios
aledaños a la futura represa. En aquel entonces hubo reacciones por
parte del
MAPDER que denunció públicamente el papel de esta institución que le
allanaba
el camino al proyecto de la CFE. Ahora es al IMIFAP que se le encarga el
estudio del municipio de Tataltepec “donde se ha detectado la mayor
reticencia”.
Así,
la Fase 1 del proyecto se denomina “Estudio
socioeconómico
del municipio de Tataltepec de Valdés”, para “conocer sus
condiciones de vida actual, sus formas de organización para la
producción y los
mecanismos empleados en sus relaciones políticas y culturales”. Para
ello
harían una radiografía política con el fin de caracterizar los aspectos
sociales, económicos, culturales y organizativos de las localidades;
identificar necesidades, afectaciones, problemáticas sociales,
políticas,
culturales y económicas en las comunidades donde se pretende imponer el
proyecto de la represa; así como identificar indicadores de
sostenibilidad.
En
esta fase que se aplicará mínimamente en las zonas periféricas al
embalse, como
son la cabecera de Tataltepec de Valdés, Plan del Aire, El Ocote o La
Palma y
El Ocotillo, se estudiaría la etnografía cultural y lingüística, los
usos y
costumbres, la distribución de la población y otros indicadores
demográficos,
económicos, de educación, de migración y salud. La situación de la
infraestructura y los servicios como el transporte, el agua, la energía,
el
alumbrado, la vialidad, así como la situación de la tenencia de la
tierra, etc.
También los conflictos sociales; la organización y las creencias
religiosas,
sus lugares sagrados y cargos religiosos; las preferencias partidistas;
una
radiografía de los movimientos políticos, de los líderes locales, las
organizaciones sociales y civiles que actúan en el municipio.
Esta
Fase se implementará por medio de entrevistas, observaciones en espacios
públicos por seis días en cada comunidad, llamadas telefónicas, etc. Su
objetivo será identificar los intereses y necesidades de las comunidades
para
plantear estrategias de manejo social; identificar mecanismos para
mitigar y
compensar los impactos de la represa; y elaborar recomendaciones para el
“Desarrollo Comunitario Integral “Yo quiero, yo puedo” que promueva la
participación comunitaria y el desarrollo económico y social. Por otro
lado,
realizarían un sondeo a la población sobre cómo le puede afectar o
beneficiar
la represa, sobre el impacto al medio ambiente, sobre sus deseos en un
nuevo
asentamiento (más no si quiere o no reubicarse o si quieren o no la
represa).
La
Fase 2 es denominada “Programa de Desarrollo Comunitario Integral para
las
comunidades en el Municipio de Tataltepec de Valdés” con el fin de
implementar
un programa de Desarrollo Comunitario Integral que facilite la formación
de
habilidades para la vida y la reducción de barreras psicosociales;
ferias
comunitarias educativas que fomenten entre otras cosas “resolución de
conflictos, la negociación y la comunicación asertiva”. Se
identificarían a 30
líderes que replicarían el programa en las cuatro comunidades que, entre
otras
cosas, su función sería “Monitorear y evaluar el proceso de cambio de
conductas
en las comunidades (visitas de seguimiento a los 3 meses y a los 6 meses
después de la implementación de los talleres).”
Para
realizar todo ello, el IMIFAP le cobraría a la CFE 100 mil pesos para
que un
analista elabore indicadores, 600 pesos por entrevista; mil pesos
diarios a una
persona que observa en la plaza y otros lugares públicos, 40 mil pesos a
un
analista, 45 mil pesos la hora de taller, 300 mil pesos para los
encuestadores,
etc.
Si la CFE acepta el
resultado de las dos fases anteriores, se contrataría al IMIFAP por
cuatro años
más para implementar el “Programa de Desarrollo Comunitario Integral
para cada
uno del resto de los municipios cercanos al proyecto hidráulico”.
En definitiva, estas son las
estrategias que usa la CFE para la imposición de un proyecto de represa.
Las
comunidades y sectores organizados deberían estar atentos a estas
acciones que
dividen a las comunidades, que no les toman en cuenta y que dan por
supuesto
que la obra va, que se realiza, y para ello es necesario “reducir las
barreras
psicosociales” y logar que “sientan suyos los programas”.
Detrás de cada proyecto de
represa, hay una Ong, institución de investigación o universidad
camuflajeada
que trabaja para la CFE realizando estudios, investigando, proponiendo
proyectos de supuesto desarrollo en las regiones aledañas al embalse,
impulsando a la población a la venta de sus tierras, asesorando
legalmente etc.
Este es el reto de la resistencia en la primera etapa de la construcción
de una
represa: saber distinguir los esquiroles y denunciarlos. Todos aquellos
que se
sumen a la resistencia, a la lucha por la defensa de las tierras y los
territorios, los que trabajan en las asambleas con la gente, los que
acompañan
su palabra, los que respetan las estrategias de resistencia de la
población por
defender su vida, seguro, son los mejores aliados.
¿Quiénes
son los esquiroles que están detrás de las represas de Cancuc, Itzantún o
las
del Usumacinta en Chiapas? Quiénes en la represa de Tenosique en
Tabasco; o en
El Zapotillo y Arcediano en Jalisco; o las Cruces en Nayarit; o La Yesca
y El
Cajón…. ¿Y así en tantos proyectos que se despliegan por el país?
Saberlo es un
gran reto, pero fundamental para desvelar y enfrentar los mecanismos de
la CFE
para imponer represas en todo el país.
[2]
http://otrosmundoschiapas.org/index.php/represas/68-represas/609-vii-encuentro-del-mapder-avanzan-las-victorias-de-la-lucha-contra-las-presas-en-mexico.html
[4] IMIFAP: “PROPUESTA: Diagnóstico Socioeconómico y Programa de Desarrollo Comunitario Integral en el Área de Estudio del Aprovechamiento Hidráulico de Usos Múltiples Paso de la Reina. Municipio Tataltepec de Valdés, Oaxaca.”, Para la Comisión Federal de Electricidad (CFE); Agosto, 2011.
[5]
“Síntesis de la
reunión preparatoria para el arranque del Diagnóstico
Socioeconómico y el Programa de Desarrollo Comunitario Integral en
Tataltepec
de Valdés, Oaxaca” (Centro de Anteproyectos del Pacifico Sur, CFE;
29/7/11).
--
Gustavo Castro Soto
OTROS MUNDOS A.C.
San Cristóbal de las Casas; Chiapas, México
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