“Estos fenómenos de resistencia ("bolsas de resistencias" las llamamos nosotros para oponerlas a las "otras" bolsas, las de valores) tienden a buscar comunicación con fenómenos parecidos en otras partes del mundo. Las superautopistas de la información, concebidas para facilitar el flujo de mercancías y dineros, empiezan a ver (no sin pavor) que son transitadas por viejas carretas, bestias de carga y peatones que no intercambian mercancías y capitales, sino algo muy peligroso: experiencias, apoyos mutuos, HISTORIAS.(...)
Nombremos pues los dolores de la humanidad. No sólo porque son también dolores nuestros. También porque nombrándolos nos hacemos un poco más humanos. Porque frente a esas heridas, el silencio es renuncia, rendición, claudicación, muerte”.(...)