FESTIVAL MUNDIAL DE LA DIGNA RABIA‏

México, 30 de diciembre de 2008.

Antrop. Eduardo Andrés Sandoval Forero

Como parte de los actos conmemorativos del 25 aniversario del nacimiento del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), los 15 años del inicio de la
guerra contra el olvido, el quinto año de las Juntas de Buen Gobierno, y el
tercer año de la Otra Campaña y la Zezta Internacional, los hombres, mujeres,
niños y ancianos del EZLN convocaron a todas los rebeldes de México y el
mundo a celebrar el “PRIMER FESTIVAL MUNDIAL DE LA DIGNA RABIA” del
26 al 29 de diciembre de 2009 en la ciudad de México; en el Caracol de
Oventik, Chiapas, sede de la Junta de Buen Gobierno “Corazón céntrico de los
zapatistas delante del mundo” los días 31 de diciembre del 2008 y primero de
enero del 2009; y en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, del 2 al
5 de enero del 2009.
En la convocatoria afirmaron: “Si el mundo no tiene lugar para nosotr@s,
entonces otro mundo hay que hacer. Sin más herramienta que la rabia, sin más
material que nuestra dignidad. Falta más encontrarnos, conocernos falta…” Y
es que el zapatismo desde su aparición pública se propuso que las rebeldías
caminaran de diferentes lados, pero ahora, dicen “Hay una rabia creativa. Una
rabia que pinta ya todos los colores de los caminos de abajo y a la izquierda en
los cinco continentes…”
Los miles de participantes iniciamos el recorrido con la lectura del primer aviso:
“No alcohol, no drogas”, clásico en las múltiples reuniones que los zapatistas
realizan en México. La diversidad cultural era manifiesta no sólo por la
presencia y participación de mestizos, indígenas, campesinos, obreros,
estudiantes, artistas, sureños, norteños y citadinos de la República mexicana,
sino también por los cientos de participantes de varios países, de aquellos que
desde América Latina y desde otros continentes acompañan cotidianamente al
EZLN y a los zapatistas de México.
Se volvió común ver y escuchar idiomas entre la multitud a rebeldes
provenientes de: Italia, Alemania, España, Norteamérica, Grecia, Suecia,
Bélgica, Suiza, Austria, Francia, Irán, País Vasco, Argentina, Chile, Uruguay,
Venezuela, Bolivia, Brasil, Costa Rica, y muchos más. Incluso fueron visibles y
se les veía de manera frecuente en el metro de la ciudad de México. Todos
ellos continuaron su marcha de acompañamiento, al igual que miles de
mexicanos, al Caracol de Oventik y a San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Durante los cuatro días del festival multicultural, realizado en el Lienzo Charro
de Iztapalapa del Frente Popular Francisco Villa Independiente en el Distrito
Federal, los cientos de colectivos, organizaciones sociales, el Congreso
Nacional Indígena, trabajadores, indígenas, sindicalistas, intelectuales,
escritores, ONGs, migrantes, ponentes y rebeldes de varios países, sesionaron
en mesas redondas y foros abiertos de discusión lo que en la convocatoria se
denomino “las cuatro ruedas del capitalismo” y “los otros caminos”. Cada día
fue dedicado a una de las cuatro ruedas del capitalismo: explotación, despojo,
represión, desprecio. También cada día se ocupó de los otros caminos: otra
ciudad, otros movimientos sociales, otra historia, otra política.
Intensas fueron las participaciones de los colectivos mexicanos y del mundo en
torno a las denuncias sobre la represión, la expropiación, las detenciones
arbitrarias, la violación a los derechos humanos, el paramilitarismo, la
desaparición forzada, la criminalización de las luchas y los luchadores sociales,
la tortura, la burla y el incumplimiento que los gobiernos cometen contra la
población, así como el desprecio, esa otra rueda del capitalismo que humilla a
indígenas, pobres y migrantes en México y Estados Unidos. Toda una situación
que se sintetiza en vivir en condiciones de paz imposible debido a las
violencias estructural, económica, social, política, y cultural del Estado para
contra los indígenas del México moderno.
Pero como se trataba no sólo de presentar problemas sino también soluciones,
los colectivos de educación, ecología, cultura, comercio, producción, cultura, y
política, entre otros, expusieron sendas propuestas que en su generalidad
parten del principio de que todo debe ser desde, por y para la comunidad,
desde abajo y a la izquierda. Estas soluciones deben transitar por la
construcción de redes de solidaridad, comercio justo, trueque, rutas de
distribución y mercado autónomo, autogestión, autonomía, organización, apoyo
mutuo, y comunicación alternativa.
Varios fueron los intelectuales que criticaron las formas tradicionales de la
investigación social por estar al servicio incondicional de la ideología y el poder
de los capitalistas. La falta de sentido y de compromiso social hace que las
teorías, los métodos y los análisis se encuentren divorciados y en muchos
casos en contra del pueblo. Agradecieron al EZLN y al movimiento zapatista
por realizar análisis de la realidad social directamente con los sujetos sociales,
los colectivos, los movimientos sociales, y entre pueblos indios y sociedad. Y
es cierto que estos encuentros, conocimientos, relaciones, reflexiones,
solidaridades, e incluso actividades artísticas, ninguna institución universitaria
ni cultural las ha realizado en las dimensiones, intensidades, amplitudes y
compromisos que el zapatismo realiza desde hace 15 años con los indígenas y
el pueblo de México.
Este Festival de la Digna Rabia en la ciudad de México, reiteró el pensar
zapatista de “caminar preguntando”, y contó con la participación de más de 140
colectivos, agrupaciones, brigadas, redes, coordinaciones, movimientos,
asociaciones y comités de diferentes países.
“El arte como una solución” es otro de los lemas zapatistas que estuvo
presente en los escenarios con el teatro, la danza y la diversidad musical de
más de 150 grupos de rock, ska, reggae, trova, fandango, cumbia colombiana,
rap, y música regional mexicana y de otros países. Las bandas coreaban en el
tocar y cantar de sus rolas, y en medio del bailoteo de los presentes, que están
construyendo otra cultura, otro arte de conciencia, de resistencia y de
transformación: “abajo y a la izquierda, otra cultura anda”.
En la sección de La otra mirada, abundaron los cárteles, posters, pintura mural,
gráfica, trípticos, folletos, libros, CDs, DVs y volantes, que junto con la
presencia de varias emisoras alternativas se han constituido en los recursos
informativos con los que el zapatismo ha disparado poemas, mensajes,
comunicados, propuestas para la construcción pacífica y activa de otro mundo
posible.
Exposiciones fotográficas, talleres culturales y artísticos para niños, venta de
ropa típica indígena, libros, medicina tradicional, comida popular, aguas
frescas, tés, aromáticas, y café orgánico de la zona zapatista fueron otros de
los atractivos con los que contaron los participantes del Festival de la Digna
Rabia.
Cantidades de videos fueron exhibidos sobre el zapatismo, los gobiernos
autónomos, movilizaciones sociales, documentales sobre la represión, la otra
campaña en diversos países, los pueblos indios en México, y desde la rebelde
Argentina, Italia, España y Grecia. Los indígenas de Chiapas presentaron el
video sobre los 45 mártires de Acteal en conmemoración del onceavo
aniversario de la masacre a bases zapatistas realizada por grupos paramilitares
el 22 de diciembre de 1997 sin que el Estado haya hecho justicia. En la
presentación del video los indígenas dijeron: “Los 45 mártires de Acteal son
una historia abierta y viva, y nos siguen abriendo caminos para la justicia y la
paz”.
Con lo expresado en la conmemoración de la violencia cometida contra sus
familiares, amigos, compadres y seres queridos, así como en todas las demás
participaciones, los indígenas siguieron aportando lecciones de construcción
social y de convivencia pacíficas, que para el caso de América Latina se
encuentran supeditadas a la justicia social, a la democracia, al reconocimiento
real de la otredad étnica y cultural que implican el respeto a los derechos
colectivos de los pueblos indígenas, los derechos humanos, el bienestar social,
económico y cultural de toda la población. Para ello el Festival de la Digna
Rabia, de la rabia creativa, “que pinta todos los colores de los caminos”,
propone construir otro mundo, con otro camino: abajo y a la izquierda”, esa es
la propuesta y la realidad de la otra política del zapatismo que se concreta en
los cinco años de existencia de las Juntas de Buen Gobierno en los municipios
autónomos de Chiapas, que se proyectan en regiones indígenas de los estados
de Oaxaca, Guerrero y Veracruz. Con esa digna rabia, pero también con ese
aliento, los rebeldes caminaron hacia el sureste mexicano para continuar con la
resistencia pacífica y la construcción del otro mundo posible, donde la paz deje
de ser un imposible y tenga de soporte la justicia, la libertad, y la democracia
en un México para tod@s.